1 de julio de 2008

Fútbol



Los festejos de ayer en Madrid y el resto de España por el regreso triunfal de su selección me hacen pensar sobre el deporte del fútbol y el interés en él por buena parte de los europeos y latinoamericanos.

El fútbol, como la mayoría de los deportes representa en el ámbito del juego el ideal de una sociedad liberal.

Reglas claras y sencillas. El estado, representado en árbitros y jueces, ejercen su intervención sólo para asegurar el cumplimiento de las reglas de forma igualitaria para todos los participantes. Cada equipo está librado a su suerte y al resultado de su esfuerzo. Los mejores y más áptos ganan y obtienen la gloria, los perdedores deben reformular se estrategia para ganar la próxima vez y así evitar desaparecer como potenciales competidores en el futuro.

Es curioso que una actividad de este tipo, como el fútbol, sea tan seguida por sociedades estatistas como la europea o la latinoamericana.

Muchos dirán que se trata de un juego, no es la vida real. No está en juego la vida y el destino de las personas, sólo quién gana una copa.

Es cierto.

Pero hay una gran contradicción en los hechos.

Los europeos y latinoamericanos concuerdan en que para llegar a ser un campeón, un gran equipo, hay que competir en las condiciones descriptas arriba. Sin intervención abusiva de los jueces, aplicando una justicia independiente y librando a cada participante a sus capacidades.

Sin embargo a nivel de país, los europeos y latinoamericanos seguimos pensando que para triunfar en el mundo, para lograr formar países grandes y poderosos debemos apelar a subvenciones, estados desproporcionados, líderes caudillescos y medidas que todo el tiempo regulan la actividad privada.

¿Cómo sería el fútbol si los árbitros fallaran arbitrariamente a favor de cierto equipo?
¿Quién seguiría hinchando por River, el Real Madrid o la selección de su país si las asociaciones de fútbol establecieran en forma centralizada el sueldo de los delanteros o los defensores?
¿Qué sería del deporte más popular del mundo si los jugadores se contrataran según criterios de cupos raciales o de sexo sin importar la destreza en el juego?

El éxito o el fracaso de los equipos en estos casos hipotéticos sería tal vez un reflejo de lo que ocurre en estos momentos con muchos países que no se resignan a que la sociedad se comporte un poco como en un partido de fútbol.

1 comentario:

Louis Cyphre dijo...

Uno de los aspectos que hace tan atractivo al fútbol, especialmente entre los países del tercer mundo, es que es uno de los pocos deportes en donde no siempre hay una relación directa entre dedicación y sacrificio y los resultados. El famoso “no pain, no gain”, pareciera no aplicar.