21 de agosto de 2008

Despenalizar: ¡No!



Los peculiares circuitos neuronales de muchos librepensadores -que habitan alegremente en estas tierras de promisión- responsabilizan a los gobiernos por la existencia de las mafias del narcotráfico y de sus ilegales organizaciones conexas y/o satélites.
Y como piensan que esas mafias existen debido a la vigencia de prohibiciones, cierran el círculo de la estupidez concluyendo que abolidas las restricciones, el problema desaparecerá.
Las mismas redes neuronales que producen tales absurdos jamás permitirían que el cirujano que debe operarlos cuando estén enfermos esté drogado, o que la maestra del jardín de infantes que educa a sus hijos vaya a dar clase en medio de un colocón, o que el piloto que conduce el avión en que viajan consuma heroína.
La mente de estos 'iluminados' de café produce abstracciones sorprendentes, pretendiendo alegremente una libertad de uso personal con legalización plena, ignorando olímpicamente las consecuencias sociales de estos repugnantes hábitos.
Distinguir -a mi entender- entre el consumidor y el traficante, es una ilusión.
Las cadenas se componen de eslabones, pero cada eslabón es a su vez una cadena.
Es lógico que las descomunales cantidades de dinero que manejan estas actividades corrompen a funcionarios, policías, políticos y hasta a gobiernos enteros.
También es cierto que ante semejantes masas de cash muchos bancos e instituciones financieras cedan y se hagan cómplices de su distribución y lavado, en tanto y en cuanto obtienen grandes beneficios que difícilmente pueden ofrecerles las actividades comerciales lícitas.
Las mismas razones -en menor escala, por supuesto- hacen que un pobre idiota haga de mula y lleve medio kilo de cocaína almacenada en cápsulas en sus tripas.
Y por similares motivos, muchos de estos pobres perejiles roban, matan, y causan enormes desgracias a terceros, con el único fin de obtener sus cotidianas dosis.
El pensamiento mágico de muchos de los 'iluminados' produce entonces una de las ideas más estúpidas que existen: 'Eliminemos la prohibición y todo estará resuelto'.
La mayoría de las personas afortunadamente -aún- no quiere vivir rodeada de drogadictos.
Las fallas en los sistemas de prevención y combate a las drogas son nuestra responsabilidad -compartida por todos- y eso debemos asumirlo.
Pero existe una gran diferencia entre 'difícil' e 'imposible'.
Bajar los brazos, resignarse, admitir mansamente lo que no nos gusta, son -en definitiva- las actitudes propias de los adictos.
Vivir en una sociedad organizada implica luchas y desafíos constantes, algunos tremendos.
No estar dispuestos a asumirlos es el primer escalón en la tenebrosa escalera de la degradación humana.
...
De mi cerebro fluyen oleadas de endorfinas cuando luego de algunas horas de duro trabajo logro darle a una imagen el efecto de luz que soñaba, cuando le cambio los pañales a mi sobrino, o cuando hago estiramiento luego de correr un par de horas.
Impregnada de ellas quedo luego de trabajar infructuosamente al rayo del sol para intentar mejorar mi jardín de tomates y pimientos.
Y cuando mi corazón hace el amor -lo que sucede muchísimas menos veces que lo que me gustaría- me ahogo en ellas.
...
En estas épocas de 'despenalización' de las drogas -y no por casualidad también del aborto- y en general de todas las facetas más oscuras y egoístas el alma humana, desde mi visión liberal del mundo y de la humanidad toda, creo que tengo al menos la esperanza que alguien escuche mi ¡No!.
...
Hasta los esclavos en las galeras soñaban con que algún día serían libres...
Como le dije a un amigo en un blog, yo tengo hasta mi corazón a la derecha.
Y la droga es esclavitud, y yo concibo al mundo libre y no drogado.
Por eso digo ¡No!

Intentando seguir el hilo -con mis limitaciones- al post de Carlos.

25 comentarios:

Anónimo dijo...

Cuando la policía está a cargo de algo, yo empiezo a temblar.

Qué será lo próximo que quieran prohibir?

Un mundo sin drogas (o al menos con menos drogas) sería algo muy bueno. ¿Dónde hay que firmar?

Pero nunca olvidemos que después de las drogas se les puede ocurrir que sería maravilloso prohibir otras cosas.

No es que no haya cosas que no deban estar prohibidas, pero...

No me drogo. Una sola vez me recetaron bromazepam y me produjo efecto paradojal. En lugar de calmarme estaba caminando por las paredes.

Las drogas serían mucho más baratas si no fueran ilegales.
Basta ver cómo se produce la cocaína para demostrarlo.
Como son ilegales, son caras, y las ganancias que producen son enormes.

Con esas ganancias es muy fácil comprar a quienes tienen que combatirlas.
Al narcotráfico le interesa que las drogas sigan siendo ilegales.

Un crimen es un crimen, sea cometido por una persona drogada, alcoholizada o perfectamente sobria.
El problema, entonces, para mí es de responsabilidad.
Si querés drogarte lo vas a hacer. Ningún gobierno del mundo podrá evitar que lo hagas.

Pero cargá con todas las responsabilidades. No me vengas a pedir que pague por tu rehabilitación ni que te morigere la pena por los actos que puedas haber cometido bajo influencia.

Yo no ando borracho las 24 horas ni mucho menos, pero me tomo un whiskeycito de vez en cuando.

Anónimo dijo...

Hay argumentos atendibles a favor y en contra, y muchos los expondrán mejor que yo.
Pero quiero contar un caso que vi hoy, que se repite cada vez más asiduamente. Adicto a la cocaína en una guardia hospitalaria. Demandando atención de no muy buenas maneras. Indicando a los médicos y enfermeras qué medicación debían darle y de qué forma. Prepotencia, malos modales. Amenazas si no cumplen sus indicaciones. Exigen estudios cardiológicos y otras yerbas. Se van de alta o a veces se fugan, y horas después o al otro día el episodio se repite. Es como decir: yo me drogo todo lo que se me canta, y vos estás obligado a atenderme cuantas veces lo requiera, porque si no te demando por abandono de persona. Amenazas frecuentes del adicto o de sus familiares.
Despenalización? Legalización? Bueno, muy bien, pero no me OBLIGUEN a atender a estos hijos de mil putas, ni a sentirme amenazado con una demanda por no cumplir con sus caprichos/amenazas.
Si quieren matarse o arruinarse la vida que lo hagan, pero que no utilicen el sistema público sanitario para mejorarse y volver al vicio. Que no usen el dinero público. Que no jodan al prójimo. Que los delitos que cometan tengan el doble de pena.
Que se vayan a la mierda

Raúl

Anónimo dijo...

Aca no coincido con vos, Raquel. Como expuso el del primer comentario, el tema es de responsabilidad. Yo tampoco querria que me opere un medico borracho y sin embargo el alcohol es legal, y mira lo que paso en la Ley Seca cuando lo quisieron prohibir. Los prohibicionistas de la droga le hacen el caldo gordo a los narcos. Lo que habria que hacer para un libertario como yo? Libertad total y absoluta de compra de droga para mayores de edad (como el faso). Aumentar las penas ridiculamente para los que delinquen drogados, y hacerlas efectivas. Permision a las empresas farmaceuticas de fabricar y vender droga (la cocaina, por caso, es mas barata de fabricar que la aspirina). Solo tratamiento para los que quieren, o los que han cometido delito, probando que no se pueden drogar responsablemente, caso Orteguita en alcohol. Creo que si pasara esto, el incentivo para hacer que la gente se drogue desapareceria, los punteros desaparecerian, y al no haber publicidad de droga, el consumo bajaria. Raquel, no soy un ridiculo, simplemente creo que como con todo, la libertad del ser humano y la responsabilidad es la mejor opcion. Saludos!

Martín Benegas dijo...

Coincido con los 3 comentarios, sobre todo con el último, lo que pienso sobre el tema ya lo he expuesto en varios blogs, grupos de yahoo, con mis amigos etc. Y la verdad es que estoy cansado de pelearme y hasta putearme (porque a veces se cae, quizás por la pasión, en la descalificación personal) con gente en la que coincido en todo menos en esto, por eso me voy a abstener de seguir este debate, no quiero pelearme con nadie.

Saludos a todos

Raquel Reznik dijo...

Voy perdiendo 4 a 0 y no me enojo, así que espero que los que me van ganando no se enojen conmigo.

Carlos dijo...

Nuevamente.
Coincido con Raquel pero como no soy un experto creo que la importancia del tema merece un estudio muy serio y sistemático.
No creo que el tema de la droga y sus miles de facetas pueda despacharse desde el punto de vista filosófico. Es decir: no creo que sea conducente decir: Soy libertario; por lo tanto estoy contra el Estado que se mete en mi vida. Hay que pensar en los demás.

Yo - que no fumo- decía eso de la prohibición del cigarrillo y me peleaba defendiendo el derecho de los fumadores, bla, bla ,bla. Ahora reconozco que estaba hablando desde un punto de vista dogmático-filosófico porque recuerdo que trabajar en una oficina veinte años atrás rodeado de cuarenta tipos que fumaban era una locura.
Que se joda el que fuma y se vaya al patio o a la calle y no los demás. Con más razón en el caso de las drogas. En la universidad en Washington DC había tipos que en los recreos tenían que tomar el ascensor, bajar varios pisos y salir afuera para fumar; todo eso en los 15 minutos de recreo; lo hacían y nadie se quejaba.

Finalmente, aclaro que no es mi intención pelearme sino intercambiar ideas sobre este tema.

Raquel Reznik dijo...

Si ofendí a alguien no fue intencional y pido disculpas.
Otros serán los que tendrán que explicarles a las madres de adolescentes -que están desesperadas porque ven que sus hijos se queman el cerebro con sustancias- que están equivocadas y que lo que hacen los pibes está bien.
Y si alguien piensa que despenalizando el consumo y haciendo venta libre en las farmacias se soluciona el tema, yo que tampoco soy experta creo que será al contrario, pero...
El planteo libertario lo veo interesante, pero las sustancias adictivas mutilan la libertad porque crean dependencia, y no creo que esclavizarse sea un acto de la libertad, sino más bien una pérdida de ella.
Y ese viaje en la mayoría de los casos no tiene retorno.
Confieso que el tema me resulta interesantísimo, desde que reconozco que las políticas antidrogas engeneral fracasan, y hasta podrían vulnerarse ámbitos personalísimos que deben siempre respetarse.
En cuanto a la mayoría de edad lo veo relativo: compra el adulto y lo revende al menor, y listo, y eso es incontrolable.
Es cierto que mi postura se acerca mucho a la 'tolerancia cero', pero es sólo mi opinión.

Martín Benegas dijo...

Jamás me podría enojar con vos, Raquel :)

Anónimo dijo...

No creo que pierdas 4 a 0, Raquel, y no fue mi intención pelearme con vos. Respeto tu opinión, y estoy más cerca de ella que de las que defienden la legalización. Simplemente quería comentar el punto de vista de alguien que sufre de cerca el problema de la drogadicción.
Los que defienden el libre albedrío en este tema, que solucionen las situaciones de mierda que vivimos los que tenemos la OBLIGACIÓN de atenderlos, cuando en muchos casos sabemos que son irrecuperables, y quienes, como yo, sostenemos que si quieren cagarse la vida, que no nos obliguen a pagarles sus tratamientos. Que se hagan responsables de sus actos y de las consecuencias de ellos. Pero sabemos que en nuestro sistema jurídico, eso es una utopía.

Raúl

Libertario dijo...

Totalmente en desacuerdo el mejor ejemplo de que la prohibición no funciona es la Ley Seca que generó crimen y corrupción a raudales en los EEUU, tal como pasa ahora en México y Colombia.

¿Si la guerra contra las drogas es algo positivo para cuando tendremos resultados?

¿Quien se encarga de mantenerlas prohibidas? El "eficiente" Estado.

¿Por que nadie aboga por la prohibición de la cerveza?

¿Que pasa con los consumidores de drogas que no caen en la adicción?

Mariana y Marcelo dijo...

Raquel: ¿estarías de acuerdo con prohibir alcohol y tabaco? Es importante. Gracias.

Mariana y Marcelo dijo...

Carlos: ¿estás de acuerdo con que sea un funcionario público quien decida en qué lugar de tu casa podés fumar cigarrillos? Nos interesa la respuesta. Gracias.

Mariana y Marcelo dijo...

La drogadicción, entre otras enfermedades metafóricas inventadas y "tratadas" por la moderna medicina social (como en su momento la locura masturbatoria o la homosexualidad) cumple una función similar a la de la herejía en otros tiempos. En estos tiempos, el control social no se disfraza de religión sino de medicina.

Carlos dijo...

Mariana y Marcelo. En mi comentario dije que respecto del cigarrillo tengo un problema pues soy liberal y desde el punto de vista "filosófico" estoy en contra de que el Estado decida pero desde el "práctico" me doy cuenta que los que fuman invaden la vida y atentan contra la salud de los demás. En las oficinas era un infierno trabajar rodeado de fumadores que no sólo molestaban sino que afectaban la salud de los demás. Por eso pienso que si alguien debe embromarse y tomarse el trabajo de salir a la calle es el fumador.

En mi casa no se mete el Estado y yo no prohibo a nadie que fume. Los pocos amigos fumadores que tengo fuman lo menos posible y a veces salen al balcón para hacerlo.

Repito. Lo mío no es dogmático, es un problema para el que no tengo solución; por eso no quiero discutir sino buscar respuestas. Sé que a los fumadores - por ejemplo - les resulta una tortura hacer un viaje de muchas horas en avión sin fumar, pero también sé que que el humo en el avión es molesto y dañino.

En cuanto a la droga, insisto en que es demasiado serio para resolverlo con una frase; requiere un estudio más profundo de lo que piense un libertario que opina de acuerdo con sus "principios" o lo que decida Aníbal Fernández. Seguramente es un tema diferente al del cigarrillo o el alcohol. Los temas "diferentes" a veces requieren respuestas especiales que deben buscarse con pragmatismo y no con posturas irreductibles.

Saludos

Raquel Reznik dijo...

De metida nomás creo que si hay niños no podés fumar en ningún lugar de la casa.
Y lo de la drogadicción como enfermedad metafórica no lo entiendo del todo.
¿Se refieren a eso de las compensaciones sociales (drogadicción/religión y prostitución/matrimonio?)
Yo aprendo de los comentarios, así que les ruego que sean más explícitos.

Raquel Reznik dijo...

Me olvidaba del alcohol y del tabaco.
No los 'prohibiría', pero sí impondría severas y estrictas restricciones de tiempo, modo y lugar para su consumo, fundamentalmente para proteger a los niños de esas plagas.

Klaus Pieslinger dijo...

Quiero proponer un cambio de enfoque, ya que me parece que estamos abordando este tema en el contexto de continuidad del actual modelo de estado, es decir el paternalista. Dejando de lado la magnitud que pueda o no tener el cambio de restricciones, el abordaje de papá estado sobre el individuo, es el mismo: Se sigue considerando al adicto como un enfermo "a quien curar", las penas que caben por sus actos contra terceros se reducen por su condición. La "culpa" siempre la tienen "los otros", "la sociedad", el contribuyente que paga los platos rotos.

Los que defendemos la posición liberal clásica buscamos que las personas nos reconozcamos como individuos; el aumento de libertad conlleva un equivalente en responsabilidad.
Lo que hagamos los individuos puertas adentro no es asunto de terceros; lo que hacemos puertas afuera debe correr por cuenta de cada uno con la responsabilidad que le cabe.

Si la pena por comisión de un delito es X, el recurrir a elementos que bajen la inhibición de cometerlos debe aumentar la pena en órdenes de magnitud de X. El que requiera recursos para "tratarse" por adicciones que él mismo (o sus padres o tutores: responsables!) decidió contraer, que los pague de su bolsillo o recurra a la caridad privada que no va a faltar.
La despenalización en pos del libre mercado de lo que sea que el individuo decida consumir, acaba con el negocio mafioso y/o filo terrorista estilo FARC. Fuera de eso no abunda la experiencia empírica para deducir si, por añadidura, esto incrementa o disminuye el consumo.
Pero este nuevo estado no debe interferir en la asunción de responsabilidades que le quepa a cada uno, más bien al revés, aumentar el castigo al que no se haga cargo: comisión de delito en estado de drogadicción = pena máxima.

Klaus Pieslinger dijo...

En resumen de lo anterior, mi posición (al menos hasta que a alguien se le ocurra algo mejor) es:
1. Condición necesaria: Acabar con el estado paternalista en todos sus aspectos. Tarea más difícil que el encarar cualquier despenalización.
2. Recién ahí tiene sentido hablar de derecho al consumo, restricciones, penalizaciones y demás yerbas. Antes no. "EL" problema es el 1.

Raquel Reznik dijo...

Klausbert: existen responsabilidades colectivas que son administradas por instituciones constituidas por mecanismos imperfectos.
Hoy por hoy, la opción es la anarquía.
Tenemos que hablar del 2, no hay otra.

Klaus Pieslinger dijo...

O sea dentro del contexto actual? Mejor dejen todo como está entonces, cada cosa que tocan es para peor. Además creo recordar que el consumo no está penalizado, sí la tenencia (risas) - pero en ningún momento se habló de producción (que es un tema internacional por otra parte) pero mientras los estados progres sigan a cargo de "higiene social", nada de esto tiene sentido si el contexto define al delincuente (adicto o no) como enfermo sin responsabilidad, y sus cuentas se las seguimos pagando nosotros.

Raquel Reznik dijo...

Klausbert: coincidimos plenamente, 'cada cosa que tocan, es para peor'.
Por lo menos sabemos que las cosas como están hoy no funcionan, pero al menos no hay riesgos de una catástrofe.

Mariana y Marcelo dijo...

Raquel: esto ES una catástrofe. Pero vamos por partes.

Defender la prohibición de ciertas drogas, exceptuando alcohol y tabaco -venenos por excelencia-, es una manifestación de chauvinismo farmacológico (licencia nada infrecuente, aunque no por eso legítima).

Ampliaremos el concepto de “enfermedad metafórica”.

Hay descriptas enfermedades en sentido literal, en las cuales es posible demostrar una alteración anatómica o fisiológica que puede manifestarse por medio de signos objetivables y síntomas experimentados por el paciente. Normalmente, la gente no es obligada a recibir tratamiento para las enfermedades literales.

También están las enfermedades en sentido metafórico (psiquiátrico), engendradas por metas ajenas a la ciencia médica. Tienen una función estratégica, relacionada con el moderno control de personas, y una función purificadora, relacionada con el primitivo rito de descontaminación colectiva. Como elegantes insultos en latín, expresan veladamente la desaprobación de unas personas hacia otras, que son calificadas y clasificadas de acuerdo a su comportamiento. La gente puede ser obligada a recibir tratamiento para las enfermedades metafóricas (aunque los antiguos llamaban a esta práctica sometimiento, vejamen, tortura, etc.). Es más: la “no conciencia de enfermedad” es considerada un claro indicio de enfermedad mental (los antiguos llamaban a esto disidencia).

*Aclaración: si por la fuerza se imponen tratamientos para enfermedades reales, es considerándolas como algo secundario en el contexto de un “desorden” psiquiátrico: no querer curarse de una enfermedad. Por ende, la coacción así ejercida solo puede ser considerada lícita desde el punto de vista psiquiátrico, negando derechos elementales al individuo.

Y bien, la adicción se incluye dentro del segundo grupo, el de las pseudoenfermedades, esas que van cambiando al ritmo de las convenciones. Las verdaderas enfermedades, como entidades, son independientes del poder humano en todas sus formas, desde un gobierno que se escuda en la enfermedad mental para encerrar a sus opositores (caso URSS), pasando por una familia que interna compulsivamente al abuelito despilfarrador, hasta un “paciente” del Borda muy contento con su diagnóstico psiquiátrico, su techo y su alimentación asegurada.

Las verdaderas enfermedades ignoran los humanos intereses: a lo largo de la historia y en distintas culturas, la sífilis fue siempre sífilis; la diabetes, diabetes, independientemente de las interpretaciones y opiniones prevalentes en función de tiempo y lugar. La adicción, en cambio, al igual que tantos otros agravios encubiertos (no obstante muy bien recibidos por algunos), existe como patología solo en tanto es definida como tal por una autoridad. Al igual que la homosexualidad (y a diferencia de la sífilis o la diabetes), no representa necesariamente un problema para el aludido, hasta que las autoridades toman cartas en el asunto. Porque las autoridades no se contradicen: si las drogas en sí no pueden ser algo peligroso (ninguna se introduce sola en el organismo), se encargarán de rodearlas de peligros para demostrar que “las drogas te llevan a la cárcel”. Las víctimas de la prohibición bien saben que a la cárcel te manda el juez, y te lleva la policía.

Mariana y Marcelo dijo...

Carlos: desde el punto de vista del derecho, la única diferencia entre tu casa y un bar cualquiera es que el bar es propiedad de otro, naturalmente facultado para decidir si allí permitirá o no fumar (igual que vos en tu casa). ¿No te gusta el humo?; vas a un bar de no fumadores. ¿Querés fumarte un cigarrillo?; buscás un bar de fumadores o con sector para fumadores. ¿No hay ninguno cerca?; fumás en la vereda, o te privás de fumar mientras tomás el café, o te pedís un café para llevar. En fin, si reclamamos coacción para resolver esa clase de problemas, no podemos quejarnos de que el estado nos trate como infantes.

Te sorprendería conocer el origen de la prohibición aún vigente: no esperes un estudio serio, ni poco serio, como respaldo de la “guerra contra las drogas”. A decir verdad, ni siquiera tiene sentido hablar de una guerra contra drogas; las drogas van a seguir produciéndose mientras haya demanda (y nunca, incluyendo historia y prehistoria, dejó de haber demanda), o desarrollándose naturalmente, como siempre, guste o no, aunque se extermine a todos los consumidores. Hablamos de miles de especies, en su mayoría probablemente desconocidas, del reino vegetal, fúngico e incluso animal, capaces de sintetizar infinidad de sustancias psicoactivas (de hecho, nuestro propio cerebro fabrica moléculas actualmente prohibidas).

Esta es una guerra contra personas, no contra drogas, originalmente inspirada en pretextos puritanos y racistas (se inició prohibiendo el consumo de opio exclusivamente a los inmigrantes chinos en EEUU); mantenida por la ignorancia, los intereses velados y la pura inercia; promovida por los EEUU y consolidada gracias al poderío de la delincuencia que las mismas “leyes antidrogas” forjaron al amparo de los estados.

Luis N dijo...

Entonces si ustedes son consecuentes con lo que sostienen, deben pedir también la prohibición de la fabricación y expendio de bebidas alcohólicas, por el daño que los bebedores alcoholizados pueden causar a terceros.

Carlos dijo...

Recién vuelvo a este post luego de varios días y agradezco los comentarios a mis inquietudes.
Sigo creyendo que el caso de la droga requiere un tratamiento especial; no es más que una opinión.
En lo del cigarrillo, estoy de acuerdo en que se puede elegir el bar ( no es una novedad) tengo ciertas dudas acerca de si ese es aplicable a otros ambientes como la oficina, el avión.

Si insistí tanto con los "libertarians" es porque he tratado a unos cuantos y me asombra que, mientras predican su carencia de dogmas, son de una rigidez difícil de creer. Dicen no tener ideológía pero...