18 de septiembre de 2008

Como siempre: Esperando el maná



La UIA le presentará a Cristina medidas para 'mejorar la competitividad'.
La Unión Industrial Argentina presentará esta noche a la Presidenta una serie de medidas que considera 'mejorarán la competitividad', adelantó el vicepresidente de la central empresaria, José Ignacio De Mendiguren.

Telam

Conocemos bien en que consisten siempre las propuestas de la UIA: cerrar aún más la economía, y hacer que la población haga el esfuerzo para seguir manteniendo la ineficiencia de una industria demandadora crónica de devaluaciones y proteccionismos.

Mientras tiemblan imaginando los alcances de la 'propuesta' en ciernes, y hablando del 'maná' al que hace referencia el título del post, voy a contarles un poquito de historia confiando en la paciencia de quienes me leen, prometiendo no abusar.

ובני ישׁראל אכלו את המן ארבעים שׂנה עד באם אל ארץ נושׂבת את המן אכלו עד באם אל קצה ארץ כנען Éxodo 16:35

ubhenêyyisrâ’êl ‘âkhlu ‘eth-hammân ‘arbâ`iym shânâh `adh-bo’âm ‘el-’eretsnoshâbheth ‘eth-hammân ‘âkhlu `adh-bo’âm ‘el-qetsêh ‘erets kenâ`an

Así comieron los hijos de Israel maná cuarenta años, hasta que entraron en la tierra habitada: maná comieron hasta que llegaron al término de la tierra de Canaán.



מן (heb. mân y aram. mannâ’ [del can. manna y el am. mana, que significan '¿qué?']; gr. mánna, 'granito', 'gránulo').
La frase '¿Qué es esto?' (Ex. 16:15) está apoyada por las palabras siguientes: 'Porque no sabían qué era'.
Probablemente de esta pregunta original se derivó el nombre mân (v 31).
Fué el alimento que Dios proveyó milagrosamente para los israelitas durante su peregrinación por el desierto.
Por la mañana temprano aparecía sobre el suelo ‘una cosa menuda, redonda, menuda como una escarcha sobre la tierra’, y con gusto a 'hojuelas con miel' y a 'aceite nuevo' (Ex. 16:14, 31; Nm. 11:8).
El maná sirvió para probar a la nación hebrea (Ex. 16:4) acerca de su fe en Dios y su obediencia.
La primera prueba contenía instrucciones de que cada persona debía recoger un gomer -cerca de 2 litros- cada día (v 16), y no dejar nada para el día siguiente (vs 4, 18, 19).
Al obedecer, los israelitas manifestaban su fe de que Dios les daría de nuevo al otro día.
Algunos desobedecieron, y el maná guardado se echó a perder (v 20).
La segunda prueba tuvo que ver con el sábado (vs 5, 22).
Se instruyó a los hebreos a recoger el doble el 6° día, lo suficiente para ese día y para el sábado (vs 5, 22), porque en este día no se encontraría nada en los campos (v 26).
La obediencia a este mandato mostraría su fe de que Dios milagrosamente conservaría el maná para el sábado, lo que efectivamente hizo (v 24).
Algunos salieron a buscar maná el sábado, pero no encontraron nada(v 27).
El maná alimentó milagrosamente a los israelitas hasta que entraron en Canaán (Ex. 16:35; Jos. 5:12).
El hecho de que hubiese maná 6 días de la semana y no se lo encontrara el sábado, señalaba cuál era el verdadero día de reposo.
Moisés recibió instrucciones de guardar una vasija con maná para las generaciones futuras (Ex. 16:32-35); se lo conservó en un vaso de oro dentro del arca (He. 9:4).
Desde tiempos de Josefo el maná bíblico ha sido asociado con las secreciones granulares y dulces de los arbustos de tamarisco de los valles del Sinaí (en la actualidad se sostiene la idea de que tal secreción se debe a la acción del insecto Trabutina mannipara).
Este producto, cuyo tamaño varía desde el de la cabeza de un alfiler hasta el de una arveja, también ha sido llamado maná por los monjes que vivieron en Sinaí como ermitaños desde los primeros siglos de la era cristiana.
Sin embargo, este 'maná' del tamarisco no puede ser el maná del éxodo porque aparece sólo de 3 a 6 semanas por año, y en cantidades tan pequeñas que requiere el trabajo de un hombre un día entero para reunir un poquito.
El maná bíblico estuvo disponible durante 40 años todos los días, excepto los sábados, y dejó de aparecer cuando los israelitas entraron en la tierra prometida.
Además, caía en cantidades lo suficientemente grandes como para alimentar a todo Israel el tiempo de su peregrinación por el desierto.
El maná bíblico fue un alimento provisto milagrosamente.
Y como con muchos otros prodigios, la historia del 'maná' no tiene ni remotamente una explicación racional.
...
La mejor forma de lograr competitividad no es esperando el maná del cielo, o la leche de la teta del estado, sino adhiriéndose al ALCA.
Claro, eso demandaría un esfuerzo que ellos no estarán dispuestos a hacer nunca.
Las aguas bajan turbias, y hay que seguir manteniéndolos.

5 comentarios:

Sine Metu dijo...

Lo de siempre:
Beneficiar a una pequeña minoría perjudicando a la gran mayoría de la población, que deberá conformarse con mala calidad y precios estratosféricos.

Fernando R. R. dijo...

Por favorrrrrrrr, algún blogger con poder de borrado, ocuparse del repulsivo ofidio ponzoñoso y grosero.

BlogBis dijo...

servido

Julio Rougès dijo...

Hagamos un análisis económico del maná, partiendo de la hipótesis de su realidad histórica (no es necesario creer en ella, lo que llevaría a otro debate).

Si la Unión Industrial hubiera existido en esa época, más que esperar el maná lo habría combatido, pues dicho alimento venido gratuitamente del cielo sería un competidor "desleal" de la producción de olivos, vides, nueces y castañas.

Como satirizaba Bastiat -a quien Marx denostó como "economista enano" pero nunca pudo refutar- en la "Petición de los fabricantes de velas" ("Sofismas Económicos”, 1845 cap. VII); "A los señores miembros de la Cámara de Diputados:
"Ustedes están en el buen camino. Rechazan las teorías abstractas...Se preocupan sobre todo por la suerte del productor. Ustedes le quieren liberar de la competencia exterior; en una palabra, le reservan el mercado nacional al trabajo nacional"
"Nosotros sufrimos la intolerable competencia de un rival extranjero colocado, por lo que parece, en unas condiciones tan superiores a las nuestras en la producción de la luz que inunda nuestro mercado nacional a un precio fabulosamente reducido; porque, inmediatamente después de que él sale, nuestras ventas cesan, todos los consumidores se vuelven a él y una rama de la industria francesa, cuyas ramificaciones son innumerables, es colocada de golpe en el estancamiento más completo. Este rival, que no es otro que el sol, nos hace una guerra tan encarnizada que sospechamos que nos ha sido suscitado por la pérfida Albión en vista de que tiene por esta isla orgullosa consideraciones de las que se exime respecto a nosotros".
"Demandamos que Uds. tengan el agrado de hacer una ley que ordene el cierre de todas las ventanas, tragaluces, pantallas, contraventanas, postigos, cortinas, cuarterones, claraboyas, persianas, en una palabra, de todas las aberturas, huecos, hendiduras y fisuras por las que la luz del sol tiene la costumbre de penetrar en las casas, en perjuicio de las bellas industrias con las que nos jactamos de haber dotado al país, pues sería ingratitud abandonarnos hoy en una lucha así de desigual".

Carlos dijo...

Hay que temblar ante Mendicurren soplándole ideas al oído a la imbécil.