Un Héroe a la Presidencia

Seguí durante un largo rato por CNN la Convención de los Republicanos, hasta que -como invariablemente me sucede cuando miro tele- pese a que me interesaba mucho, me dormí.
Pero me encantó, y mucho.
El público, atento, con un fervor sincero pero controlado.
Los oradores, con naturalidad, ingenio, marcando puntos claves tanto de McCain como de Palin, con chispa, altura y gran solvencia.
(En un momento hubo una periodista de noticias que anunció en un recuadrito de la pantalla un flash de dos segundos en el mencionó -fue un triste contraste- el voto positivo del senado argentino por la estatización de Aerolíneas, y la mala noticia fue pésima en ese contexto).
Siguieron los discursos y las disertaciones, en su mayoría apuntando a la condición de héroe de McCain, su experiencia militar, su patriotismo sin límites; las torturas a las que fue sometido cuando fue prisionero de guerra en Vietnam, las secuelas que padece a consecuencia de las mismas, y a su indiscutible su condición de líder capaz de conducir la Gran Nación, y también destacando a pleno las virtudes y los grandes logros humanos y políticos de Palin.
La defensa de la vida desde la concepción, menos gobierno, menos impuestos, menos regulaciones, más libertad, clara y nítida defensa del Estado de Israel, su visión del conflicto en Medio Oriente, Iran, el islamismo radical y el terrorismo en general, fueron algunas de las principales ideas-fuerza de todos los discursos.
Mensajes claros, nítidos, creíbles, contundentes.
En fin, confieso que por momentos me emocioné tanto que hasta lloré.
No recuerdo quién dijo en un momento que McCain no iba a someterse a los vaivenes o exigencias de Chávez, ni de Putín, ni de la Almeja, y eso desató una ovación.

Mis juicios no son del todo objetivos, porque ideológicamente me siento una de ellos.