El domingo 7 de octubre de 1571, hace hoy 437 años, la flota de la Armada cristiana, que el Papa Pio V había convocado de urgencia para detener el implacable avance de los turcos en el Mediterraneo, se encontró con la formación musulmana en el Golfo de Lepanto, y obtuvo una victoria decisiva, sin la cual, Europa no sería hoy Europa.
Transcribo algunos pasajes del artículo que Roberto de Mattei escribió a propósito de la reciente restauración del "Estandarte de Gaeta", que el Papa bendijo para que guiara a las naves cristianas a aquella batalla:
En 1566, Solimán II, uno de los más famosos emperadores otomanos, fue sucedido por su hijo Selim II, que había puesto bajo asedio la isla de Chipre, una de las últimas escalas comerciales que la República de Venecia poseía todavía en Oriente. La expansión turca no se limitaba a las aguas del Mediterráneo, pues después de la conquista de Hungría en 1526 llegaba a las fronteras del Imperio y aspiraba a la conquista de Italia centro-meridional, devastada desde hacía siglos por incursiones y correrías islámicas.
Chipre fue conquistada por los turcos: los defensores de la isla fueron asesinados: el Comandante de la Plaza fuerte de Famagusta, Marcantonio Bragadin, fue desollado vivo. La suerte de los cristianos de Chipre era la que los Turcos preparaban para los cristianos de Europa.
Pío V veía en la defensa de la Cristiandad uno de los primeros objetivos de su Pontificado. A pesar de las dificultades, derivadas de las discrepancias entre los Estados Europeos, y después de dificultosas tratativas diplomáticas, logró concertar el 20 de mayo de 1570 una Liga entre los príncipes cristianos.
Fue elegido al mando de la Armada Cristiana un joven de 25 años, don Juan de Austria, hijo natural del emperador Carlos V y hermanastro del rey de España Felipe II. A su lado, el Papa puso al alguien más experto, Marco Antonio Colonna, confirmado al mando de la flota pontificia. La flota veneciana estaba comandada por Sebastiano Veniero, que tenía entonces 70 años, pero que en el campo de batalla demostraría su valor. También Génova, Savoia, Toscana, Mantua, Parma, Urbino, Ferrara y Malta habían adherido con sus galeras, en total 208 contra las 230 turcas: el más poderoso despliegue de fuerzas jamás visto en la historia.
El 16 de septiembre la flota cristiana dejó Mesina, donde se había reunido, llegó a la isla de Cefalonia el 5 de octubre y al alba del 7 de octubre se encontró frente a la flota turca en el Golfo de Lepanto. La Armada cristiana se dispuso para la batalla en forma de cruz, mientras que la turca avanzaba en forma de media luna.
Los turcos dispararon el primer cañonazo. Sobre la nave almiranta de don Juan de Austria y sobre la nave de Marco Antonio Colonna fueron izados los dos grandes estandartes que habían sido bendecidos por el Papa y que no debían ser desplegados sino hasta el día de la batalla.
El choque entre las dos flotas fue tremendo. La batalla se hizo más dura en el centro, alrededor de la galera de don Juan de Austria y de la Capitana de Marcantonio. Las naves almirantes turca y cristianas se enfrentaron una a otra, formando un campo de batalla flotante, en el cual jugaron un rol decisivo las infanterías.
El cambio del viento a favor de los cristianos decidió la suerte del encuentro. Después de cinco horas de furiosa batalla, los cristianos quedaron casi incrédulos frente a la completa victoria. Más de 80 galeras hundidas, más de 117 capturadas, más de 25.000 turcos muertos: las pérdidas de los cristianos sumaban 12 galeras y 7.500 hombres.
Miguel Cervantes, embarcado en una galera, definió la batalla como “la mayor jornada que vieron los siglos”. El nombre de Lepanto había entrado en la historia. Hacía siglos que Roma no veía una pompa triunfal como aquella que recibió al comandante de la flota pontificia a su regreso el 4 de diciembre de aquel año.
El más insigne ornamento del cortejo era el estandarte de la Armada Pontificia, llevado por el caballero Tommaso Romegas, y que Marco Antonio Colonna, para cumplir su voto, donaría después al Duomo de Gaeta. Cuando el duque de Paliano pasó bajo el arco de Constantino, los ojos de todos se volvieron hacia la inscripción: IN HOC SIGNO VINCES.
Esta inscripción que evoca la aparición a Constantino en el año 312, en la vigilia de la batalla de Saxa Rubra, nos da la clave para comprender el significado profundo del estandarte de Lepanto, que se conecta, no sólo simbólicamente, al lábaro de Constantino. En el año 312, el mismo Cristo se le había aparecido en sueño al joven emperador que se preparaba para enfrentar a su rival Majencio, y le había ordenado de trazar sobre el lábaro imperial el monograma cristiano. Aquel día en el cielo, como relata el historiador Eusebio de Cesarea, había aparecido una cruz resplandeciente con una gran inscripción a todos visible: IN HOC SIGNO VINCES, que aseguraba al ejército de Constantino la victoria si combatía bajo el signo de la cruz. Bajo este signo, el 28 de octubre de 312, en Saxa Rubra, Constantino combatió y venció, inaugurando una nueva era en la historia.
Hoy la cristiandad está disuelta, sustituida por una sociedad relativista y secularizada, pero Lepanto es el símbolo de una actitud del espíritu. Benedicto XVI ha recordado que el cristianismo no es una religión individual y que la privatización del Cristianismo, la disolución de su dimensión pública y social, es la base de su crisis.
El articulo completo, acá.
Chipre fue conquistada por los turcos: los defensores de la isla fueron asesinados: el Comandante de la Plaza fuerte de Famagusta, Marcantonio Bragadin, fue desollado vivo. La suerte de los cristianos de Chipre era la que los Turcos preparaban para los cristianos de Europa.
Pío V veía en la defensa de la Cristiandad uno de los primeros objetivos de su Pontificado. A pesar de las dificultades, derivadas de las discrepancias entre los Estados Europeos, y después de dificultosas tratativas diplomáticas, logró concertar el 20 de mayo de 1570 una Liga entre los príncipes cristianos.
Fue elegido al mando de la Armada Cristiana un joven de 25 años, don Juan de Austria, hijo natural del emperador Carlos V y hermanastro del rey de España Felipe II. A su lado, el Papa puso al alguien más experto, Marco Antonio Colonna, confirmado al mando de la flota pontificia. La flota veneciana estaba comandada por Sebastiano Veniero, que tenía entonces 70 años, pero que en el campo de batalla demostraría su valor. También Génova, Savoia, Toscana, Mantua, Parma, Urbino, Ferrara y Malta habían adherido con sus galeras, en total 208 contra las 230 turcas: el más poderoso despliegue de fuerzas jamás visto en la historia.
El 16 de septiembre la flota cristiana dejó Mesina, donde se había reunido, llegó a la isla de Cefalonia el 5 de octubre y al alba del 7 de octubre se encontró frente a la flota turca en el Golfo de Lepanto. La Armada cristiana se dispuso para la batalla en forma de cruz, mientras que la turca avanzaba en forma de media luna.
Los turcos dispararon el primer cañonazo. Sobre la nave almiranta de don Juan de Austria y sobre la nave de Marco Antonio Colonna fueron izados los dos grandes estandartes que habían sido bendecidos por el Papa y que no debían ser desplegados sino hasta el día de la batalla.
El choque entre las dos flotas fue tremendo. La batalla se hizo más dura en el centro, alrededor de la galera de don Juan de Austria y de la Capitana de Marcantonio. Las naves almirantes turca y cristianas se enfrentaron una a otra, formando un campo de batalla flotante, en el cual jugaron un rol decisivo las infanterías.
El cambio del viento a favor de los cristianos decidió la suerte del encuentro. Después de cinco horas de furiosa batalla, los cristianos quedaron casi incrédulos frente a la completa victoria. Más de 80 galeras hundidas, más de 117 capturadas, más de 25.000 turcos muertos: las pérdidas de los cristianos sumaban 12 galeras y 7.500 hombres.
Miguel Cervantes, embarcado en una galera, definió la batalla como “la mayor jornada que vieron los siglos”. El nombre de Lepanto había entrado en la historia. Hacía siglos que Roma no veía una pompa triunfal como aquella que recibió al comandante de la flota pontificia a su regreso el 4 de diciembre de aquel año.
El más insigne ornamento del cortejo era el estandarte de la Armada Pontificia, llevado por el caballero Tommaso Romegas, y que Marco Antonio Colonna, para cumplir su voto, donaría después al Duomo de Gaeta. Cuando el duque de Paliano pasó bajo el arco de Constantino, los ojos de todos se volvieron hacia la inscripción: IN HOC SIGNO VINCES.
Esta inscripción que evoca la aparición a Constantino en el año 312, en la vigilia de la batalla de Saxa Rubra, nos da la clave para comprender el significado profundo del estandarte de Lepanto, que se conecta, no sólo simbólicamente, al lábaro de Constantino. En el año 312, el mismo Cristo se le había aparecido en sueño al joven emperador que se preparaba para enfrentar a su rival Majencio, y le había ordenado de trazar sobre el lábaro imperial el monograma cristiano. Aquel día en el cielo, como relata el historiador Eusebio de Cesarea, había aparecido una cruz resplandeciente con una gran inscripción a todos visible: IN HOC SIGNO VINCES, que aseguraba al ejército de Constantino la victoria si combatía bajo el signo de la cruz. Bajo este signo, el 28 de octubre de 312, en Saxa Rubra, Constantino combatió y venció, inaugurando una nueva era en la historia.
Hoy la cristiandad está disuelta, sustituida por una sociedad relativista y secularizada, pero Lepanto es el símbolo de una actitud del espíritu. Benedicto XVI ha recordado que el cristianismo no es una religión individual y que la privatización del Cristianismo, la disolución de su dimensión pública y social, es la base de su crisis.
El articulo completo, acá.
13 comentarios:
Cangallo, estas atrasando demasiado!!! Espero que cuando hagas el asado tan prometido no me torres con cuentos del estilo!!!
La historia es estremecedora, principalmente si tenemos en cuenta los valores que estaban en juego.
La última frase me impactó.
'Lepanto es el símbolo de una actitud del espíritu' -sinceramente- me derritió.
Poitiers 732, Granada 1492; Viena 1683. Otros hitos de la lucha contra el Islam.
Perdón por el off the record, pero desde el sábado 4 no puedo entrar al blog a través de Internet Explorer ni de Google, porque me aparecen páginas viejas. Hoy probé con Mozilla y lo mismo. Ahora pude entrar por el archivo de octubre. ¿Qué puede estar sucediendo?
Si alguno de los bloggers me puede dar una ayuda se lo agradeceré.
Raúl a mi también me pasa seguido...creí que era el único!!
La verdad no tengo ni idea de que se trata, pero estoy podrido de ver el post de Obama del sábado cada vez que entro!!
Será algo de cookies?
¿Se me borro el comment? ...
Si ... no, decía que es cierto que el Islam revivió esta lucha, pero en verdad tiene algunos siglos mas. Casualmente anoche el insomnio me sorprendió viendo 300 en HBO. Me gustó.
prueben con el feed:
http://blogbis.blogspot.com/feeds/posts/default
Un 7 de octubre de 1777 tuvo lugar la segunda batalla de Saratoga, donde los patriotas americanos derrotaron a Gran Bretaña. Curiosamente en la misma fecha, pero 15 años antes, George III emitía la British Royal proclamation, por la cual impedía a los colonos americanos expandirse al oeste de los apalaches, por estar reservado este territorio a los indios. Morajela: puede tomar tiempo, pero la corrección política siempre es derrotada.
HBO? Oligarca!
En otro orden, advierto que tengo el mismo problema "técnico" que denuncian Raúl e Iván: Cuando entro al blog, no se me actualiza, y siempre me muestra los posts de hace tres dias.
Por desgracia, no tengo conocimientos suficientes como para detectar donde está el problema, aunque confío en que el área de sistemas de esta casa no tardará en descubrir la solución.
Distinguido General: lo de HBO fue en la casa de mi tía Curuca. Como usted bien sabe, en la mia solo se ve Canal 7, Telesur, Encuentro y TV Venezolana Social. Mi preferido es Aló Presidente, claro.
bueh... hablando de la privatizacion del Cristianismo
Implementan pago de limosnas vía tarjeta de crédito en iglesia Católica
No me imagino las señoras de la canastita cambiando por un POSNET
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