10 de octubre de 2008

El Gran Jefe?


Tenía la intención de escribir sobre el panorama político internacional... ¡Tantas cosas pasan en el mundo de hoy!
Hugo Chávez desde Venezuela planea ser el dictador de toda la América del Sur, quiere establecer gran parte de su ejército de 1.2 millones de soldados en Bolivia y de ahí saltar a los países limítrofes.
Hace sociedad con Putin y con Ahmadinejad, el Hezbolá ya tiene una sucursal en Caracas, compró al presidente de Bielorrusia con sus petrodólares y fue a China a ver si puede importar el comunismo a su país.
Creo que se está por cambiar el nombre a Castro, ya que lo imita en mucho.
Es increíble que una persona con el bajo coeficiente intelectual de Chávez quiera imponerse en el mundo, como si fuera alguien serio e inteligente.
Mientras tanto mandó matar a un líder estudiantil, ya mató a la democracia, está quitando los derechos civiles básicos de sus ciudadanos, nacionaliza la producción local, se ganó las amonestaciones del Papa Benedicto XVI y pronto Venezuela, si sigue así, no tendrá ni que comer.
Pero aunque ésa era mi intención, no puedo seguir en el campo internacional porque debo volver a nuestro propio fogón y tratar de dilucidar un poco nuestra candente campaña electoral.
Me han criticado el que en mis anteriores columnas haya mostrado mi frustración con la política del senador Obama, pero es eso justamente lo que siento por este candidato que, entre sus asesores en política internacional tenía a Samantha Power, una de las profesoras de la Escuela de Gobierno Kennedy de Harvard.
Ella propone terminar la ayuda que los EEUU le da a Israel y transferir ese dinero a los terroristas palestinos del Hamas; ella quiere también establecer la equivalencia moral entre el Estado de Israel y el terrorismo palestino, diciendo que ambos pueblos quieren autodestruirse.
Obama debe reconocer sus errores en la elección de sus amigos y asesores y comenzar de nuevo.
Es imposible que durante más de veinte años haya tenido un pastor como Jeremiah Wright, que desde su púlpito maldice a nuestro país, y que diga que 'él nunca oyó nada de eso'.
Como tampoco conoce al padre Pfleger, que aparecía para usar el púlpito de Wright y maldecir un poco más.
Obama no puede compartir amistad y posición con Ayers, un terrorista confeso que puso bombas en el Pentágono y en Nueva York, no puede recibir financiamiento y hacer colectas en casa de Rezko, un corrupto convicto que lo lanzó a la arena política y no puede tener como amigo y vecino a un matón racista como Louis Farrakhan y asesores del tipo de Samantha Power.

Jaime S. Dromi vía Radio Jai



La verdad es que Obama tiene muy malas juntas.
¿Por qué será?