Señal de que se agota el poder de Chávez (que con suerte el domingo puede recibir un golpe mortal), se empiezan a traslucir algunos episodios nefastos de sus manejos para inventar una realidad que justificara la concentración de poder.
Un ejemplo es el sonado asesinato del fiscal Danilo Anderson, que murió hace cuatro años en un atentado en le volaron su camioneta. El chavismo acusó inmediatamente del homicidio a la oposición, al Imperio, a la oligarquía, y llegó a procesar a varios periodistas acusándolos de la autoría intelectual, basandose en testimonios por lo menos dudosos.
Ahora parece que todo apunta a que el atentado fue armado por la policía secreta, que los acusados estaban individualizados aún antes del hecho, y... que el propio Huguito habría dado la orden de liquidar al fiscal. Los titulares lo dicen clarito: el gobierno está hasta el cuello.
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