2 de noviembre de 2008

The Jewish Vote

Las pizzas se recogen en la mesa donde se promueve a Obama, los tacos con salsa roja en aquella donde está la publicidad de McCain.
En una mesa independiente, el público recibe su coca-cola y una servilleta estampada con la imagen de la bandera norteamericana, mientras una enorme pantalla proyecta las imágenes previas al último debate presidencial.
En la Congregación Hebrea de Washington, una de las sinagogas más importantes del distrito de Columbia, ubicada en la calle Macomb, son cientos los convocados a seguir en vivo el debate y discutir el voto de noviembre.
Que levanten la mano los indecisos, pide una de las anfitrionas.
Nadie responde.
¿Y por Obama?
Un poco más de la mitad alza los brazos.
¿Y por McCain?
La otra mitad, y no hace falta agregar nada más.
Una verdadera batalla verbal estalla en el salón.
La comunidad de la calle Macomb ha decidido resolver el asunto de acuerdo con la tradición: donde hay dos judíos, siempre hay tres opiniones.
...
La impecable trayectoria projudía de Joseph Biden como compañero de fórmula de Obama, unido a la particular repelencia que genera el ultraconservadurismo de Sarah Palin, juegan también un rol en la batalla por los indecisos.
Y no faltan quienes han trabajado duro para convertirse: Deborah Lipstadt, profesora de Estudios Judíos y autora de textos sobre el Holocausto, se considera entre los 18 millones de electores de Hillary que -como mujer, judía y demócrata- tuvo que inclinarse ante los resultados de las primarias.
Hoy, tras un penoso proceso de resignación, Lipstadt destaca la presencia de Dennis Ross y Daniel Krutzer entre los más cercanos consejeros judíos de Obama.
El primero fue enviado especial del Gobierno de Clinton para el Oriente Próximo, y Krutzer fue embajador en Israel, nombres que se unen a intelectuales como George Soros y celebridades tipo Spielberg para tonificar una candidatura que parece inspirar si no todo el voto judío, al menos sí la discusión entre todos los judíos.
'Sociológicamente, los judíos no están en el campo de la ignorancia y el prejuicio', escribió el editor jefe de New Republic, Martin Peretz, al hacer el catastro de razones por las cuales existen pocos judíos republicanos en escena.
'El triste hecho es que, a pesar de que McCain es un hombre civilizado, educado y un buen amigo de Israel, su sector está en el campo de la ignorancia y el prejuicio. Ellos están contra la ciencia, contra la tolerancia, contra las leyes igualitarias, contra la tradición de los profetas, contra la libertad religiosa e intelectual'.
El mensaje es: hagamos fe, porque Obama es nuestro hombre. Lo cual vendría a confirmar el refrán de que los judíos viven como obispos, pero votan como puertorriqueños.
Desde el campo republicano, por otra parte, la brecha de indecisos detectada por las encuestas no alcanza para abrigar demasiadas esperanzas.
De hecho, Israel parece ser el único lugar del planeta donde McCain efectivamente aventaja a Obama: un 38% lo prefiere al candidato demócrata, que obtiene un 31% entre los judíos israelíes.
'Yo no soy Bush', le dijo McCain a Obama en el último debate.
'Si quiere discutir con él, tendría que haberse presentado hace cuatro años'.
La mitad de la concurrencia en la sinagoga de la calle Macomb aplaudió a rabiar la salida de su candidato.
Viendo las encuestas que llegan de Tel Aviv, sin embargo, es posible que, así como Obama se equivocó de rival, ahora McCain se haya equivocado de país.

Iton Gadol

El voto judío en USA es el 2% del electorado de Estados Unidos, mientras que un 15% es afroamericano y un 18% es latino.
Obama, con el 57% en intención de voto, no ha conseguido entre ellos el fuerte apoyo que tuvieron los también demócratas Clinton (80%), Gore (79%) y Kerry (76%).

The Jewish Vote no es un caso cerrado ni un mundo perfecto para Obama.

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