12 de noviembre de 2008

Mitos progres



La progresía gusta mucho de detectar y estudiar casos que contradigan los usos y buenas costumbres de la sociedad. En muchos casos esta intención es buena y positiva, en otros se trata de engaños que llevan a transformar algunas ciencias en disciplinas seguidoras de creencias huecas.

Como antecedente de lo que puede ocurrir con el fanatismo que provoca el asunto del cambio climático tenemos el el caso de Margaret Mead.

Tal como cuenta Pablo Rodriguez Palenzuela la antropóloga Margaret Mead fue egañada por unas adolescentes de la isla de Samoa que le relataron las supuestas costumbres sexuales de su isla.

El cuento de liberalidad sexual en la isla de Samoa fue objeto de un best seller de la tal Mead en los años '20 y fundamentó la revolución sexual de los '60.

Todo estuvo basado en una mentira.

Según cuenta Palenzuela, el autor de un libro que demontó la teoría de Mead en los años '80 fue perseguido por sus colegas y tachado como "anti científico".

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Recuerdo primer año de la carrera, cuando veíamos Psicología Evolutiva I (niños) cómo nos machacaban con Margaret Mead y la vida sexual de los adolescentes de Samoa.

Le llevaría el post a la profesora, pero como es la tutora, probablemente no me reciba en lo que me queda de vida natural.

Mariela Cruz dijo...

El libro de Freeman esta mas cuestionado incluso que el de Mead, que no esta libre de controversias, como cualquier trabajo serio que trate temas antropologicos.
Cuando a una persona le interesa un tema se debe informar completamente, no solo de aquella parte que quiere usar como ariete ideologico.

Anónimo dijo...

Además es el sueño de los progres, una sociedad donde todo es natural porque están aislados, no contaminados por la civilización, entonces lo que hacen es sagrado porque son una especie de "hombres originales", cuando una sociedad pequeña y aislada de ese tipo tambien podría suponerse un monton de retarded inbred bastards, y dicha suposición no carecería de fundamentos teóricos.