15 de enero de 2009
La democracia y la libertad prevalecerán
La situación en Medio Oriente es en extremo complicada.
Es cierto que le hemos pegado fuerte a Hamás.
En su mayor parte dañando su infraestructura, y en mucha menor medida provocando bajas en sus integrantes.
La opinión pública mundial -previsible- nos es totalmente adversa, y sólo puede esperarse que empeore.
Las limitadas bajas de Thazal mantienen el frente interno unido, pero si hay que acentuar el casa por casa y tugurio por tugurio seguramente los costos serán mayores, y tarde o temprano aparecerán fisuras.
La ONU es cómplice de los terroristas, y se transforma en un estorbo absurdo.
Egipto es ineficaz a la hora de controlar el contrabando de armas en el sur.
Hezbollá está al acecho, y en cualquier momento nos abre un segundo frente.
Las treguas no sirven: durante ellas los terroristas se rearman, y luego alegremente las violan.
Si miramos el mapa nos aterramos.
Israel fue empujada a esta guerra por los permanentes e intolerables ataques de Hamás, y posiblemente el error haya sido no comenzarla antes, no lo sé.
Hoy por hoy es muy difícil establecer qué sería una victoria nítida en este conflicto asimétrico.
Desde el punto de vista militar, la lucha contra un ejército de civil y de ubicación difusa es problemática.
En el plano político creo que -lamentablemente- esta gente no entiende y no habrá cambios.
Hoy es 'el cese del fuego' pero hay muchas más demandas en lista de espera, y satisfecha una automáticamente aparecerá otra.
Porque la última demanda -la única- es que Israel desaparezca.
Israel no puede dejar de controlar el mar, el espacio aéreo y las fronteras terrestres, porque por donde sea Irán y Sirian pasan armamento a Hamás.
De hecho, los terroristas se esconden en los hospitales de Gaza para evitar ser capturados, y hasta ahí llegamos.
Encima, no se rinden y ponen condiciones.
Esperar que sea el pueblo de Gaza el que se libere de Hamás me parece ilusorio.
Para colmo, cualquier intento de negociación por parte de Israel se interpreta como una debilidad, y los terroristas se envalentonan.
Para Israel 'paz' significa no recibir misiles, pero para Hamás 'paz' significa lanzarlos.
Tal vez una salida extrema sería establecer un sistema de represalias: por cada misil que lancen contra Israel devolverle diez o cien, pero eso nos haría iguales a ellos.
Mientras sea posible, Israel intentará atacar los reductos y los arsenales, provocando el menor daño al resto.
De proseguir la escalada no sé cuánto tiempo más será posible sostener este principio.
Tal vez la nueva administración de USA haga algún aporte superador, y leí por ahí que algo de eso se está hablando.
Hamás es un gobierno fundamentalista y terrorista islámico, y mientras exista como tal la paz es imposible porque su objetivo central es la guerra.
Y en la vereda del flan de los políticamente correctos los bienpensantes -ciegos- lo justifican, apañan e incluso financian.
Bueno, si alguien se tomó el trabajo de leerme, se dará cuenta que pese a que soy profundamente creyente y mi fe es inquebrantable, no me salvo de sentir angustia y una enorme preocupación por lo que está sucediendo, pero que tengo la seguridad total que la democracia y la libertad -más tarde o más temprano- prevalecerán.
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
3 comentarios:
Prevalecerán, Raquel, pero hay que ganarlas y luego mantenerlas; no vienen solas ni está escrito que las cosas no puedan llegar a ser peores.
Ya saben como dice el dicho acerca del perro y la rabia...
Desgraciadamente, visto desde afuera, el problema no tiene una solución pacífica ni a corto ni a mediano plazo.
Para colmo, la pandemia de hipocresía idiota parece agravarse.
Sit tibi politica levis
La guerra no es tan "asimetrica" como se ve: militarmente Israel es superior a Hamas, pero políticamente la cosa se invierte. Por eso, si Israel no acaba con el Hamás de una vez por toda, corre el riesgo de perder la guerra por exposición política, especialmente ante sus nada amigables vecinos islamistas.
Publicar un comentario