16 de enero de 2009

La hora de la espada

Así como Hamás es responsable por la destrucción de Gaza y la desaparición de la poca esperanza que tenían los palestinos de vivir en forma normal, Hezbollah es el dueño del destino del Líbano, como se puso al descubierto en el verano de 2006.
Mientras que Israel libra una dura batalla en el intento de poner fin a los ataques terroristas contra la población civil, Hezbollah continúa recibiendo armamento de Irán por medio de Siria.
Dos veces en una semana, los pobladores del norte del país debieron entrar en los refugios para protegerse de los cohetes Katiusha que los terroristas lanzaron desde el Líbano sin motivo alguno.
Israel no tiene ningún conflicto de territorios con el país vecino del norte y así lo manifestó en reiteradas ocasiones.
Si es cierto lo que dicen las autoridades de Beirut y las de Hezbollah en el sentido que los disparos fueron efectuados por facciones palestinas en protesta por los sucesos de la Franja de Gaza, también lo es que nadie puede hacer nada en el sur del Líbano sin el consentimiento de los terroristas que lidera Hasan Nasralla.
Es por eso que no podrán esconder la cabeza en la arena y decir que no sabían nada si Israel se ve obligado a tomar medidas operativas para frenar estos ataques ni tampoco recurrir a la ONU y otras organizaciones internacionales pidiendo protección.
La situación en esta región de Oriente Medio es demasiado complicada y sensible como para que alguien, por más desaforado que sea, tenga la idea de abrir un nuevo frente de combate, en el que los primeros perjudicados serán civiles de ambos lados de la frontera.
El otro protagonista central de conflicto -Siria- alimenta ideológicamente a Hamás y estimula la acción de Nasralla, mientras que, simultáneamente, pretende recibir el reconocimiento del mundo occidental como un país pacífico y de Israel la devolución de la meseta del Golán, después de negociaciones.
Nada es posible en medio de acciones bélicas: ni vivir en paz, ni negociaciones, ni reconocimiento.
Lamentablemente, los líderes árabes no cambian su retórica ya gastada y se dedican a avivar el fuego de la desesperanza de sus pueblos en lugar de dirigir la energía a construir una sociedad mejor.

Aurora

Tzáhal ha puesto ya en evidencia su abrumadora superioridad militar.
Pero aún falta completar el registro sistemático de edificios, túneles y otros escondites y guaridas, mediante el desplazamiento de fuerzas de infantería con apoyo aéreo y la ayuda de tanques en un territorio reducido y altamente poblado.
Israel no va a escatimar el castigo a los crueles.
Pero la barbarie terrorista de Hamás no es la única cara del Islam.

2 comentarios:

Carlos dijo...

Voy a decir algo que todos saben pero nadie dice porque no es nada simpático y se presta a varias interpretaciones:

Los loros barranqueros que critican la forma en que Israel está llevando a cabo las operaciones militares en Gaza, pensaron que en la guerra, los pueblos son responsables de las acciones de sus gobiernos, que es más o menos como decir que los pueblos tienen los gobiernos que se merecen. Alemania y Japón sufrieron enormemente por ese motivo.
¿A alguien se le ocurrió tener en cuenta y decir que en elecciones democráticas, en 2006, el pueblo palestino dio el triunfo por abrumadora mayoría a Hamás?

Anónimo dijo...

Miren, muchachos, si mis vecinos están en paz conmigo, todo bien, pero si se les da por tirarme rompeportones con gomera a mi casa porque les gustaría quedarse con ella, y encima la justicia se lava las manos y los del resto de la cuadra se lavan las manos... Mis vecinos van a tener que pensar seriamente en mudarse.

Esta historia tiene sólo un camino para resolverse, y no es el políticamente correcto. Sorry.

Sit tibi politica levis