Si no hubiese heredado el gobierno de su propio esposo, Cristina Kirchner tal vez estaría por estas horas cuestionando la herencia recibida, para explicar por qué en unos pocos meses debió aplicar los aumentos en tarifas de servicios que durante casi 8 años se mantuvieron congelados
Los ajustes en electricidad, gas, colectivos, trenes, subtes y peajes, sumados a la inflación del 20 por ciento promedio en 2008 y las constantes subas de combustibles, por citar los aumentos más importantes, preocupan a los bolsillos extenuados de 40 millones de argentinos cuyo panorama para el 2009 aparece incierto.
Las subas en la luz, que en algunos casos llegan al 400 por ciento, amagan ser la primera gran pelea judicial del año, a partir de la presentación realizada por el Defensor del Pueblo de la Nación, en la cual se advierte sobre distintas irregularidades cometidas al aplicar el 'tarifazo'.
También existen cuestionamientos desde constitucionalistas, quienes recuerdan que para aplicar muchos de estos aumentos ni siquiera se convocó a audiencias públicas previstas por ley, que en general son no vinculantes, pero al menos dan a los representantes de usuarios la oportunidad de realizar sus apreciaciones sobre los ajustes previstos.
Es temprano aún para medir si los aumentos anunciados esmerilarán el repunte mostrado por Cristina ante la opinión pública hacia fines de 2008, a partir de las medidas anunciadas para reactivar la economía.
En principio, la luz verde para aumentar tarifas se da de bruces con el llamado de la presidenta para que quienes tengan aún poder adquisitivo continúen consumiendo.
'Si no consumen, se van a terminar quedando sin trabajo', dramatizó la jefa de Estado tras su reaparición luego del susto provocado por su tendencia a la presión baja, el padecimiento del calor insoportable que azota Buenos Aires y el estrés al que viene siendo sometida porque las cosas en el país no marchan como lo había previsto.
Desde lo más alto del poder se le pide por un lado a los consumidores que gasten, pero por el otro se castiga sin miramientos a quienes, por ejemplo, tuvieron un mayor uso de la electricidad.
Algo no cierra.
La Nueva Provincia
¿Algo?
Veo demasiado optimismo en la nota, porque nada cierra en estas tierras de promisión.
Y la Anunciocracia™ es -como todo el resto- un fiasco más, porque de todos los anuncios que hacen los únicos que se cumplen son los tarifazos.
Si no sacan más del 50% de votos en el segundo cordón del GBA les va a ser imposible ganar las elecciones.
Y la psicótica y el psicópata lo saben.
Espero que el arco opositor se deje de boludear y tenga un plan.
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