23 de enero de 2009

Sólo puede empeorar

Mientras el mundo desaprueba que Israel intente defenderse de los ataques con cohetes provenientes de Gaza hay que considerar lo siguiente:
Cuando Hamas desterró a Fatah de Gaza en 2007 el resultado fue la pérdida de 350 vidas y 1000 heridos. La rendición de Fatah sólo contribuyó a un alto momentáneo en la violencia y el derramamiento de sangre comunes en un territorio en el cual al menos un 30% de la población masculina tiene entre 15 y 29 años.
En los países en los cuales se acumula población de tan baja edad los jóvenes tienden a eliminarse en guerras agresivas hasta que se logra un equilibrio entre sus ambiciones y el numero de posiciones aceptables disponibles en la sociedad.
En países árabes como el Líbano (150.000 muertos en la guerra civil entre 1975 y 1990) o Argelia (200.000 muertos en guerras islámicas internas entre 1999 y 2006) las masacres disminuyeron sólo cuando la tasa de fertilidad en esos países cayó de siete niños por mujer a menos de dos.
Las guerras se detuvieron porque no nacían más guerreros.
En Gaza, sin embargo, no ha habido un desarme demográfico.
La mujer promedio aún da a luz seis bebés.
Por cada 1000 hombres de entre 40 y 44 años de edad hay 4.300 niños de entre 0 y 4 años.
En los Estados Unidos hay 1000 niños y en Gran Bretaña sólo 670.
Es así, pues, como la matanza continúa.
En 2005, cuando Israel aún era una fuerza ocupante, Gaza perdía más hombres jóvenes en peleas entre pandillas y en incidentes criminales que luchando contra el 'Enemigo sionista'.
A pesar de la obsesión de los medios de comunicación con el conflicto en Medio Oriente la guerra en esa zona ha causado la pérdida de menos vidas jóvenes que en África Occidental, el Líbano o Argelia.
En las seis décadas desde la fundación del Estado de Israel 'solo' alrededor de 62.000 personas (40.000 árabes y 22.000 judíos) han muerto en todas las guerras entre Israel y los países árabes y como consecuencia de los ataques terroristas palestinos.
En el mismo período de tiempo alrededor de 11 millones de musulmanes fueron muertos en guerras o en ataques terroristas, la mayoría de ellos a manos de otros musulmanes.
La tregua entre Hamas y Fatah de junio de 2007 permitió a los islámicos dirigir toda la energía contra Israel.
Occidente paga por la comida, las escuelas, las medicinas y las viviendas mientras que las naciones musulmanas proveen armamentos.
Sin necesidad de tener que ganarse la vida los jóvenes disponen de mucho tiempo para cavar túneles, contrabandear, armar y disparar 4.500 misiles hacia Israel desde 2006.
Mientras que esta actividad truculenta ha bajado la intensidad de las guerras internas entre palestinos, por otro lado ha obligado a alrededor de 250.000 israelíes a vivir en refugios.
En tanto continuemos subsidiando el armamento demográfico de Gaza los jóvenes palestinos seguirán matando a sus vecinos y a sus hermanos.
A pesar de que, proclama, su intención es llevar paz a la región, Occidente continúa alimentado sin pausa la explosión demográfica de Gaza.
Contribuyendo generosamente al presupuesto de la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina en Oriente Próximo, Occidente presencia un crecimiento en la tasa de población que es diez veces mayor a la de sus propios países.
Mucho se dice acerca de la guerra que Irán libra contra Israel utilizando intermediarios, asistiendo a Hezbolá y a Hamas.
Se podría decir que Occidente, alimentado la explosión demográfica en Gaza, involuntariamente libra una guerra del mismo tipo contra Israel...
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Recomiendo la lectura completa y el análisis de este interesante artículo de Gunnar Heinsohn, que dirige el Instituto Raphael Lemkin en la Universidad de Bremen.

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