Con mis aritos no

Aprovechando que nadie está visitando el blog, les contaré un poquito del Rosh Jódesh.
Bueno, 'mes' - חודש - también quiere decir renovar, rehabilitar, revivir, y despertar.
Y el inicio de cada mes es obviamente un día especial.
Desde los tiempos antiguos el primero de cada mes es un día festivo, llamado Rosh Jodesh - ראש חודש - que significa comienzo del mes.
Esa fiesta es observada principalmente por las mujeres.
La tradición dice que cuando Moisés subió al Sinaí para recibir la Ley se demoró cuarenta días.
Y que por la larga espera el pueblo se impacientó, y hasta creyó que no volvería más.
Entonces le pidieron a Aarón -hermano de Moisés y primer sacerdote- que hiciera un ídolo de oro para adorarlo.
Esa es la famosa historia del 'becerro de oro' que todo el mundo conoce.
Aarón entonces pidió que le entregaran las joyas para fundirlas.
En un antiguo libro llamado Pirkei, del Rabi Eliezer ben Hircanus -uno de los sabios más destacados del Talmud- se menciona que: 'Cuando los hombres Israelitas quisieron usar los aritos de oro de sus esposas para el Becerro de Oro, las mujeres no estuvieron de acuerdo, y les dijeron: ‘¿Ustedes quieren nuestras joyas para traer desgracia y abominación? ¡No los escucharemos!'
Por esta negativa, D-s nos recompensó dándonos un 'feriado' cada comienzo del mes, para que podamos renovarnos.

Bueno, la historia es muy simpática, y yo no soy quien para polemizar con los Sabios del Talmud.
Pero tengo mis reservas sobre la exactitud de ésta, por varias razones.
Creo que Aarón, sin el oro de las joyas de las mujeres, no habría podido hacer ningún ídolo más o menos decente que contentara a esa gente tan impaciente.
Además, me parece inaudito que una rebeldía femenina de esa naturaleza hubiera sido admitida alegremente.
En esa época las mujeres valíamos menos que un burro, así que me cuesta mucho creerlo.
Incluso muchísimo tiempo después las mujeres estábamos absurdamente limitadas al hogar, en el Templo nos aislaban en un patio, y ni siquiera nos permitían estudiar la Torá.
En otra parte del Pirkei, el mismo Rabi Eliezr dijo que enseñarle la Torá a una mujer era el equivalente de enseñarle la lascivia (Misná, Sotah 3:4).
Por otro lado, la Parasha Ki Tisá nos cuenta que: 2 Aarón les dijo: Quitad los anillos de oro que hay en las orejas de vuestras mujeres, hijos e hijas, y traédmelos. 3 Todo el pueblo se quitó los anillos de oro que tenían en las orejas, y se los llevó a Aarón. 4 Él los tomó de sus manos y los unió en una tela, y formó un becerro fundido. 
La Torá dice 'todo el pueblo' y no menciona que las mujeres no quisieron hacerlo.
Por último, estoy absolutamente convencida que si nos hubiéramos negado a obedecer al sacerdote, los hombres nos habrían matado a golpes sin ningún miramiento.

En el Pirkei se transcribe también un diálogo muy interesante:

El Rabí Eliezer contestó a su maestro: '¡Maestro, te daré un ejemplo a que se parece la cosa!, a un pozo del que no se puede extraer más agua del que en él ingresamos; así yo no puedo decir palabras de la Torá más de lo que recibí de ti'.
Dijo a él Rabí Iojanán hijo de Zakai: 'Te daré un ejemplo a que la cosa se parece a un manantial surgente, el cual tiene fuerza para sacar agua más de lo que se le ingresa, así tú puedes sacar más Torá de la que se recibió en el Sinaí'.

Bueno, ellos son los Sabios del Talmud, y debemos respetarlos.
Y yo soy demasiado insignificante como para hacer -como ellos- complementos a la Torá.

En realidad la cosa es más compleja, porque la ocurrencia del Rosh Jódesh fue basada originalmente en el testimonio de testigos observando el aspecto de la Luna Nueva, cuando no hay luna visible y solamente el lado sombreado de las caras de la luna, y se comienza a ver como una astilla de luz el primer creciente, y también sobre cálculos matemáticos y astronómicos, pero no voy a abundar, porque después me quedan post larguísimos, y los lectores se aburren.