El gobierno de Cristina Kirchner procurará terminar con el engorro que significa obtener monedas, hoy escasas, para comprar el boleto de transporte automotor.
La Presidenta anunció ayer que en 90 días se instrumentará el sistema de boleto electrónico único para el pago de pasajes de colectivo, subterráneos y trenes.
La más que oportuna y necesaria implementación del boleto electrónico en el transporte de la Ciudad de Buenos Aires muestra la profunda mentalidad conservadora y atávica de gran parte de la sociedad argentina y de su clase dirigente.
Soluciones a problemas diarios de la gente se demoran por años.
En el caso del boleto electrónico tuvo que llegarse a la situación dramática de la falta de monedas para decidir adoptar un sistema que está vigente hace años en muchas capitales del mundo.
Me acuerdo de otro caso, el antiguo servicio militar (colimba), que se decidió suprimir durante los '90. La razón no fue fruto de una decisión de modernización de las fuerzas armadas sino que se debió al escándalo provocado por el asesinato de un conscripto. El llamado "Caso Carrasco" puso en evidencia los abusos que se cometían en los cuarteles con los concriptos, lo que llevó a eliminar ese sistema.
Los argentinos, sólo llevados hasta el límite, somos capaces de aceptar los cambios.
La desregulación y privatizaciones de los años '90 constituyó otro ejemplo de lo mismo. Sólo después de dos hiperinflaciones y de un déficit fiscal enorme, la sociedad argentina estuvo dispuesta a aceptar medidas como esas.
El abandono de los militares como opción salvadora de la sociedad también llevó mucho tiempo y lágrimas. Siete golpes militares y una absurda guerra fueron necesarios para que la sociedad dejara de depositar sus esperanzas en la casta militar.
¿A qué niveles tenemos que llegar ahora para que se quiten o modifiquen otros sistemas perversos que predominan en la sociedad argentina?
Como ejemplo podemos citar los siguientes:
- La corporación política.
- La mafia sindical.
- El desmanejo administrativo y presupuestario de muchas provincias.
Lamentablemente todavía queda por pasar mucho sufrimiento y situaciones límite para que el camino del país se acerque al de una sociedad más o menos civilizada.
Mientras tanto los argentinos en conjunto seguirán resistiéndose a cambios necesarios por miedo a abandonar las causas de atraso y sufrimiento de todos los días.
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