23 de febrero de 2009

El camión de Blas


A raíz del post que Sine Metu dedicó ayer a las Ucronías Montoneras publicadas con nostalgia por el ilimitadamente kirchnerista El Argentino, recordé un artículo escrito el año pasado por Marcelo Larraquy, que reflejaba la vida (y la muerte) de Alberto Blas García, el camionero que murió asesinado el 15 de marzo de 1976, a causa de la bomba con la que un grupo de jóvenes idealistas (peticionantes del boleto estudiantil) pretendió matar a Jorge Rafael Videla.

"Pocos días antes del golpe de Estado de 1976, Montoneros intentó matar a Videla. Colocó un coche bomba en el estacionamiento del Edificio Libertador del Comando General del Ejército y la accionó a distancia. La bomba no alcanzó a Videla, que fue demorado en el ingreso porque estaba vestido de civil, sino a Alberto Blas García, un camionero de 31 años que esperaba en el semáforo de la avenida Huergo.

Esa mañana, Blas despertó a su hijo para acercarlo al centro. Tenía que hacerse la cédula de identidad. Pero era muy temprano; prefirió dejarlo en la cama. Lo llevaría su madre en colectivo más tarde.

El hijo de Blas no tiene muchos recuerdos de su padre. Lo veía una semana al mes. Tiene en la memoria un viaje a San Rafael para llevar una carga y la última Navidad juntos, los dos abrazados cuerpo a tierra bajo el techo de la galería de la casa. Por la tarde el ERP había intentado copar el Batallón Domingo Viejobueno, que quedaba a la vuelta de su casa. Por la noche, los helicópteros del Ejército iluminaban el barrio con focos de luz y los aviones bajaban en picada y disparaban. La abuela de Blas también tuvo una Navidad accidentada: el ERP incendió el colectivo en el que viajaba y entró corriendo a la casa de Blas en medio del fuego.

El camión de Blas tenía decenas de impactos de tuercas y bolitas de acero en la puerta, que le agujerearon sus piernas. Sólo una le atravesó el torax. Al concentrar los impactos de la onda expansiva, el camión de Blas cubrió buena parte de un colectivo y salvó la vida a muchos pasajeros.

Por la noche, Videla envió una corona a la casa de Blas con una comisión del Ejército. Blas debió ponerse otra vez cuerpo a tierra, esta vez bajo el féretro de su padre, porque el frente de su casa fue ametrallado. Velaron a su padre con militares apostados en los techos."

Crítica Digital


Vale la pena leerlo completo.

2 comentarios:

Carlos dijo...

Recuerdo perfectamente ese día porque mientras viajaba al campo escuchaba las novedades sobre el asalto al arsenal Domingo Viejobueno por radio. Los del ERP sufrieron una derrota fenomenal; el Ejército se había infiltrado, tenía información de lo que iba a pasar y los esperó con el dedo en el disparador.

BlogBis dijo...

Una historia olvidada, de las víctimas olvidadas de los que hoy pretenden ser las únicas víctimas.