Cada día me topo con alguien que se ha desilusionado y le ha retirado su apoyo al proceso cubano. Hay quienes entregan el carnet del partido comunista, emigran con sus hijas casadas en Italia o se concentran en la plácida labor de atender a sus nietos y hacer la cola del pan. Pasan de delatar a conspirar, de vigilar a corromperse y hasta cambian sus gustos radiales de Radio Rebelde a Radio Martí. Toda esa conversión –lenta en unos, vertiginosa en otros- la percibo a mi alrededor, como si bajo el sol isleño, a miles les hubiera dado por mudar la piel. Sin embargo, ese proceso de metamorfosis sólo ocurre en una dirección. No me he topado con nadie –y mira que conozco gente- que haya pasado del descreimiento a la lealtad, que comenzara a confiar en los discursos después de años de criticarlos.
Las matemáticas nos confrontan con ciertas verdades infalibles: el número de los insatisfechos aumenta, pero el grupo de los que aplauden no gana nuevas 'almas'. Como un reloj de arena, cada día cientos de pequeñas partículas de desengañados va a parar justo al sitio contrario donde una vez estuvieron. Caen hacia el montículo que formamos los escépticos, los excluidos y el coro inmenso de los indiferentes. Ya no hay retorno al lado de la confianza, porque ninguna mano podrá darle vuelta al reloj, poner arriba lo que hoy está definitivamente abajo. El tiempo de multiplicar o sumar pasó hace rato, ahora los ábacos operan siempre con restas, marcan la interminable fuga en un solo sentido.
Yoani, Generación Y
Bueno, salvando las distancias, me parece que en la tierra de promisión está pasando lo mismo.
2 comentarios:
Solo que aca más que un reloj de arena parece el chorro de una mezcladora de cemento.
El hecho de que cada cubano que logró huír de la tiranía, se desahogue criticando a las momias dictadoras de la isla y los que están encerrados en Cuba, no puedan expresar su opinión si es opositora, demuestra más que cualquier cosa (incluso que las charlatanerías de 7 hs seguidas realizadas por la piñata roja bolivariana) la realidad.
De todos modos, desde el punto de vista de los comu-nazis, los que se escapan y critican a los vejestorios asesinos y opresores cubanos, son "mafiosos", "fascistas" y "trabajan para la CIA". Pero la pobre gente que tiene que sufrir la miseria, la tortura y la humillación, mientras Raulito recorre el mundo saludando dictadores, están satisfechos.
Espero que alguna vez, las basuras totalitarias cubanas, se apiaden y, por lo menos, dejen juntar a los padres exiliados con sus hijos (rehenes del poder castrista).
Al ver las fotitos y las imágenes de ciertos líderes con estos excrementos y las palabras de aliento y admiración que le expresan, me hace retroceder en el tiempo, cuando Mussolini o Al Husseini se fotografiaban orgullosos con Adolfo.
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