El pensamiento políticamente correcto no pone límites cuando se trata de encontrar lecturas retorcidas en los medios publicos de difusión o en las obras de ficción.
La paranoia antiracista a la que aludíamos en el post anterior podría ampliarse hasta poner bajo sospecha cualquier escena de película en donde se haga referencia a chimpancés, orangutanes, gorilas, etc.
Este comportamiento, curiosamente, se asemeja mucho al de dictaduras como la de la España franquista, en la que se buscaban lecturas eróticas en cualquier diálogo o escena. De esas situaciones resultaba que el censor era más pervertido que el creador de la obra, porque veía sexo hasta en donde no lo había.
En este caso tendríamos la paradoja de que los que se escandalizan con las alusiones a simios son los más racistas de todos.
Siguiendo este modo de pensar deberíamos sospechar de casos como los siguientes:
- El libro "El planeta de los simios" y las películas basadas en él, advertirían del advenimiento de un mundo en el que los negros avanzan sobre los blancos en el dominio del poder. Para más ejemplo recordemos al Lincoln simiesco del final de la versión de Tim Burton.
- La mona Chita de Tarzán sería un ejemplo de cómo el hombre negro debe subordinarse al hombre blanco. Tarzan es el hombre mono (negro) y actúa muchas veces como mono (negro), pero no deja de ser un hombre blanco al mostrar su capacidad para el lenguaje hablado.
- Para finalizar, el ejemplo más cabal del cine racista camuflado sería King Kong. El gorila gigante (léase negro poderoso) al que no habría otra solución que aniquilar para evitar que haga estragos con su gran poder de destrucción.
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