Son las 6:05 de la madrugada de un lunes y en el octavo piso de un edificio del microcentro hace cinco minutos que Gordis Chayanne le viene explicando a un grupo de veinte desahuciados con sueño por qué vale la pena trabajar en un call center en general y por qué será maravilloso trabajar en este call center en particular, que es uno de los más grandes de la Argentina y por eso hace cosas como ésta: tener un re edificio en el Bajo, con televisor, microondas y máquinas de café que aceptan monedas falsas en las salas de descanso, y poner una chica simpática como una conductora de la Hit a explicarnos cómo hay que hacer cuando un español ofuscado te pregunta al otro lado del teléfono (al otro lado del océano) por qué no puede enviar mensajes de texto. Decía, son las 6:05 y eso está mal, porque no se llega cinco minutos tarde tu primer día de trabajo, mucho menos si tu trabajo es este trabajo, donde cada segundo está medido con la obsesión taylorista del control panóptico. (Rolling Stone)Mientras leía esta nota me acordaba cuando ayer llamé al call-center de Claro (sí: me atraparon con esto del modem inalámbrico) buscando una sucursal cerca de Cabildo y Congreso (esto es Belgrano/Nuñez para los forasteros), y la señorita al otro lado (de vaya uno a saber dónde) me ubicó una en la avenida Rivadavia (cerca del okupado Congreso de la Nación).
27 de febrero de 2009
¿Me pasas con alguien importante, por favor?
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1 comentario:
Bueno, yo soy alguien importante.
Permítame hacerle unas preguntas, por seguridad...
Gracias por esperar...
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