20 de febrero de 2009

Mundo: תבל


Estuvimos hace unos minutos hablando -entre nosotras- 'del mundo y de la mujer', y quiero compartir lo que sería un breve resumen de algunas de las conclusiones provisorias:

Cuando hablamos del 'mundo' nos referimos a las tierras del Mediterráneo y del Mar Negro y del Golfo de Persia y del Mar Rojo, en un radio de un poco más de mil km, incluyendo obviamente los valles del Eufrates y del Nilo.
Ese horizonte se fue con el tiempo extendiendo de a poquito, hasta incluir lo que conocemos hoy como el Cercano Oriente, el norte de Africa y el sur de Europa.
Luego, se entendió como 'mundo' también a la India, la tierra de Tarsis, Escitia y Etiopía.
Las Islas Británicas y Alemania aparecieron muchísimo después.
Existe un concepto temporal del mundo que se expresa como 'aion' que quiere decir siglo, y un concepto espacial que se expresa como 'kosmos'.
Y también aparece con una visión religiosa como una multitud impía, extraña e incluso hostil a D_os.
Sociológicamente, 'oikoumén' es el mundo habitado por la raza humana.
Pero estos son conceptos muy limitados, porque el 'mundo' en realidad es têbêl, y significa la totalidad de lo existente.

Bueno, hablando de têbêl, entre Adán y Abrahám no sabemos casi nada de nosotras, excepto algunas cuestiones anecdóticas, y que un descendiente de Caín introdujo una pluralidad de esposas.

Caín se alejó de la presencia de El Eterno y se asentó en la tierra de Nod, al este del Edén. Y Caín conoció a su mujer, y ella concibió y dio a luz a Janoj. Se dedicó a construir una ciudad, y llamó a la ciudad Janoj, como a su hijo. A Janoj le nació Irad, e Irad engendró a Mejuiael, y Mejuiael engendró a Metushael, y Metushael engendró a Lemej. Lemej se casó con dos mujeres: una se llamaba Ada, y la otra se llamaba Tzila. Y Ada engendró a Iaval, que fue el primer hombre que habitó en tiendas y crió ganado. Su hermano se llamaba Iuval, que fue el primer hombre que tocó el arpa y la flauta. Y Tzila dio a luz a Tuval-Caín, que forjaba instrumentos de cobre y hierro. Y la hermana de Tuval-Caín era Naamá.

Bereshit


Bueno, después de la animada conversación -mientras bebíamos una riquísima limonada helada- todas nos dimos cuenta que -como siempre- no fuimos más que esclavas de nuestras palabras, pero absolutamente dueñas de nuestros silencios.

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