25 de febrero de 2009

Polvo y ceniza

Bueno, la ceniza, אפר; רמץ -heb. 'êfer, deshen, âfâr; gr. spodós, téfra; lat. cinis-, que se obtuvo de la quema de los ramos utilizados en la procesion del Domingo de Ramos de la Semana Santa del año anterior, se impone a los fieles católicos que asisten a misa, según la liturgia.
Cuando en el siglo IV se fijó la duración de la Cuaresma en 40 días, ésta comenzaba seis semanas antes de Pascua.
Pero en los siglos VI-VII cobró gran importancia el ayuno como práctica cuaresmal.
Aquí surgió un inconveniente: desde los orígenes nunca se ayunó en día de domingo por ser día de fiesta, la celebración del 'Día del Señor'.
¿Cómo hacer para respetar el domingo y, a la vez, tener cuarenta días efectivos de ayuno?
Se corrió el comienzo de la Cuaresma el miércoles previo al primer domingo.
Si contás los días que van del Miércoles de Ceniza al Sábado Santo y le restás los seis domingos, te dá exactamente cuarenta.
La duración de la Cuaresma está basada en el símbolo del número cuarenta en la Biblia.
Se habla de los cuarenta días del diluvio, de los cuarenta años de la marcha del pueblo judío por el desierto, de los cuarenta días de Moisés y de Elías en la montaña, de los cuarenta días que pasó Jesús en el desierto antes de comenzar su vida pública, y de los 400 años que duró la estancia de los judíos en Egipto.
La Iglesia sigue esta arraigada y venerada costumbre del pueblo cristiano, y comienza la Cuaresma el 'Miércoles de Ceniza', que es un gesto penitencial, que acompañado del ayuno y la abstinencia manifiesta el propósito de caminar decididamente hacia la Pascua.
Pero la tradición es muy antigua.
Entre los antiguos hebreos ponerse saco y cenizas, acostarse en ellos o esparcir cenizas sobre la cabeza era una señal de dolor y lamentación (2 S. 13:19; Est. 4:1, 3; Job 2:8; Neh. 9:1).
Sentarse sobre cenizas era también un signo de penitencia (Jon. 3:6; cf Job 42:6).
Las reglas de la Toráh hablan del antiquísimo rito de las cenizas de la Vaca Roja, que se realizaba cuando el Templo existía.
Uno de los procedimientos era tomar las cenizas de esta vaca, mezclarla con agua y salpicarla una cantidad de veces sobre una persona para purificarlo de la impureza de tocar un cadáver.
Esta ceniza era dividida en tres porciones: 1) una para purificar personas impuras con impureza de muertos 2) otra para purificar a los cohaním - sacerdotes - que harían las próximas vacas rojas y 3) otra para 'guardarla'.
¿Cuál era la utilidad de la tercera parte?
Era por si la necesitabas, por si te encontrabas en una situación imprevista de 'impureza de muerto'.
La Toráh dice que para preparar las cenizas de la vaca roja el cohen debía salir fuera del campamento, y que al ocuparse de quemar el cadáver de la vaca y preparar la ceniza, él mismo se impurificaba.
Bueno, la destrucción del Templo hizo que el rito desde entonces fuera impracticable.
Algún día contaré más, ahora termino el post dejando una cita:

'Abraham respondió y dijo: «He aquí que quise hablar con Mi Señor, si bien no soy más que polvo y cenizas'.

Parasha Vaierá


4 comentarios:

L. Y. Conde dijo...

Gracias por tu comentario, Raquel. Yo disfruto mucho con BlogBis. Es variado, interesante, entretenido, en fin, una estupenda lectura para empezar el día.
Shalom.

BlogBis dijo...

Rachel, me encantó la primera foto.

Sine Metu dijo...

A mí también

Carlos dijo...

Como siempre, la historia es lindísima y las fotos también