21 de febrero de 2009

Sin códigos

La mejor prueba para un pastel -decía Brecht- es que alguien lo haya comido.
Según se ha podido comprobar, el pastel que Hugo Biolcati comió resultó indigesto, pero no por el pastel en sí mismo, sino por la factura que el Gobierno ha pretendido cobrar después de habérselo servido.
¿Quién va a aceptar en adelante otro pastel de esa cocina?
Biolcati reaccionó como lo hubiera hecho todo ser humano cuando le propusieron entrevistarse con el ministro que mejor representa el pensamiento del ex presidente Kirchner, aunque tal vez no tanto el de su mujer, que es la Presidenta, y el del resto del Gobierno.
Hablaron de la crisis del campo y de los daños que el Gobierno lleva inferidos a la producción agropecuaria nacional.
Hablaron sobre los términos razonables para salir de la encrucijada en la que el Gobierno ha puesto a todos.
No sólo al campo: a la economía nacional en su conjunto; al comercio, a la industria, a la riqueza nacional, al bienestar presente y futuro de los argentinos.
Nunca ha sido celebrada ni por adversarios ni por amigos la conducta del político sin templanza suficiente para saber callar lo que de buena fe debía silenciar.
En estos últimos años se ha ido más allá de todo lo experimentado en una materia que se desenvuelve sin reglas escritas, pero que siempre ha ocupado un espacio esencial en la profundidad de las conciencias.

La Nacion

Biolcati -en el acto del campo- le dijo al gobierno que 'muchos políticos parecen no recordar algunos Mandamientos. No levantar falso testimonio ni mentir, no codiciar los bienes ajenos, no robar y no matar...'

Bueno, yo creo que -tratándose de los Kirchner, porque a ellos les estaba hablando- fue demasiado considerado y atento.

1 comentario:

Sine Metu dijo...

Nunca mejor dicho que para un tambero: El que se quema con leche ve una vaca y llora.