Empresas agrícolas españolas como Hortupal, afincada en Marruecos, ahora solo se plantean ahorrar, para luego cerrar y volver a casa. "No hay elección si continúan ahogándonos", dice Joaquín, socio de la firma. Su problema son los sindicatos marroquíes. Se crearon hace apenas un año y desde entonces los agricultores españoles se sienten presionados y amenazados. "Nos convocan una huelga por cualquier cosa", comenta el empresario.
Como siempre, los sindicatos aparecen allí donde hay posibilidades de crear riqueza, con el fin de arruinar toda perspectiva de mejoría y crecimiento. Todo sea por la dignidad.
Que alguien me diga dónde los sindicatos han conseguido mejorar las condiciones de la gente en lugar de mejorar por la fuerza las condiciones de su grupo de protegidos.
Cualquier parecido con la mafia es pura coincidencia...
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