14 de marzo de 2009

El mono sigue jugando con fuego


En 1962 cuando la Revolución Cubana era cosa nueva y apenas se había declarado su filiación comunista, la avivada de instalar misiles rusos en la isla resultó en la subsecuente crisis, con bloqueo naval y aéreo incluído, el mundo al borde de una guerra nuclear, y finalmente resultó en la definitiva incorporación de Cuba a la esfera de influencia soviética. 
A 47 años de ese episodio, el payaso bolivariano parece decidido a jugar una carta similar, ofreciendo una isla venezolana como base permanente para bombarderos rusos. Probablemente como en el 62 alguien esté subestimando la reacción de un presidente "progresista" en la Casa Blanca. O la reacción subsecuente de Brasil, el vecino que seguramente no va a ver con cariño que los Tupolev se le paseen en el barrio. 
Me gustaría ver ahora si todos los que a cada rato denuncian la presencia militar del Imperio violando el sacrosanto suelo latinoamericano saltan para denunciar esto que hasta podría constituir una flagrante violación del Tratado de Tlatelolco

3 comentarios:

Victor dijo...

Este tipo es capaz de cualquier cosa.

el fascista bueno dijo...

Si, siempre es bueno ponderar a las Naciones Unidas, cuando conviene.
Y cuando no conviene tambien siempre es bueno pasarse las Naciones Unidas por el orto

Ramiro dijo...

Me parece que van a usar la isla para rezar que aumente el precio del petróleo. Rusia tiene que ir a hacer cola atrás de China hoy.

El mundo de hoy no es el del 62: Venezuela y Rusia son dos muertos de hambre.