Si hay un mensaje ahí, me parece que es bastante sutil y no es lo que aparenta.
La Venus Dormida de Giorgio Barbarelli da Castelfranco -Girgone- inspiró a la Venus de Urbino de Tiziano Vecellio, y ésta a Olimpia -Victorine Meurent- de Édouard Manet.
Bueno, son obras realmente fantásticas, perfectas.
Pero a mí las Venus me gustan más cuando están retratadas de espaldas, como la Venus del Espejo, de Velázquez:
La Venus del Espejo - el espejo es un símbolo funerario- a su vez se inspiró, curiosamente, en el Hermafrodita Borghese, que es una copia romana en piedra de un original helenístico, probablemente de Policles, y que es una idealización de la imagen del mitológico hijo de Hermes y Afrodita, que se transformó en un ser andrógino por la unión con la ninfa Salmacis:
La única certificación literaria en la literatura clásica de esta curiosa historia se encuentra en Ovidio 'Metamorfosis' IV.402-533:
Entonces en verdad complació él, y de su desnuda figura por el deseo Sálmacis se abrasó; flagran también los ojos de la ninfa no de otro modo que cuando nitidísimo en el puro orbe
en la opuesta imagen de un espejo se refleja Febo; y apenas la demora soporta, apenas ya sus goces difiere, ya desea abrazarle, ya a sí misma mal se contiene, amente.
Él, veloz, con huecas palmas palmeándose su cuerpo abajo salta, y a las linfas alternos brazos llevando en las líquidas aguas se trasluce, como si alguien unas marfileñas estatuas cubra, o cándidos lirios, con un claro vidrio.
'Hemos vencido y mío es' exclama la náyade, y toda ropa lejos lanzando, en mitad se mete de las ondas y al que lucha retiene y disputados besos le arranca y le sujeta las manos y su involuntario pecho toca, y ahora por aquí del joven alrededor, ahora se derrama por allá; finalmente, debatiéndose él en contra y desasirse queriendo, lo abraza como una serpiente, a la que sostiene la regia ave y elevada la arrebata: colgando, la cabeza ella y los pies le enlaza y con la cola le abraza las expandidas alas; o como suelen las hiedras entretejer los largos troncos y como bajo las superficies el pulpo su apresado enemigo contiene, de toda parte enviándole sus flagelos.
Persiste el Atlantíada y sus esperados goces a la ninfa deniega; ella aprieta, y acoplada con el cuerpo todo, tal como estaba prendida: 'Aunque luches, malvado', dijo, 'no, aun así, escaparás. Así, dioses, lo ordenéis, y a él ningún día de mí, ni a mí separe de él'.
Los votos tuvieron sus dioses, pues, mezclados, de los dos los cuerpos se unieron y una faz se introduce en ellos única; como si alguien, que juntos conduce en una corteza unas ramas, al crecer, juntarse ellas, y al par desarrollarse contempla, así, cuando en un abrazo tenaz se unieron sus miembros, ni dos son, sino su forma doble, ni que mujer decirse ni que muchacho, pueda, y ni lo uno y lo otro, y también lo uno y lo otro, parece...
No hay comentarios.:
Publicar un comentario