8 de marzo de 2009

Trayendo El Cielo a La Tierra

Ser judío es rebelarse.
Negarse a contestar el teléfono en Shabat es una rebelión contra la tecnocracia.
Guardar la dieta kosher es una rebelión contra el consumismo.
Levantarse temprano por la mañana y envolverse en un paño de lana grande, blanca, y atarse tiras de cuero al brazo y colocarse cajas en el brazo y en la cabeza, uniéndose a otros en las esferas místicas y leer de un pergamino antiguo, es una rebelión sincera contra cualquier cosa considerada normal en la vida moderna.
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¿Los judíos han sido alguna vez ortodoxos?
¿Existió un tiempo en la historia en que su apariencia y conducta fueron consideradas normales?
El Faraón pensó que estaban locos porque exigieron los derechos de los trabajadores.
Los romanos pensaron que estaban chiflados porque no se deshacían de los infantes enfermos.
La Iglesia pensó que eran perversos porque no se rendían a la fe de la mayoría.
Los racionalistas pensaron que estaban 'del tomate' debido a su misticismo, y los románticos los consideraron obtusos por su racionalismo.
Las Naciones Unidas resolvieron que los judíos son raros sólo porque insisten en existir.
Entretanto, todos terminaron adoptando nuestros pensamientos, pero todavía seguimos siendo una anomalía entre las personas.

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Judíos en el Norte de Sefarad

El autor de ese excelente blog  -que sigo y sugiero que visiten- cita a Tzvi Freeman, en su magnífico libro 'Trayendo El Cielo a La Tierra'.
Y la relatada es una de las 365 Meditaciones de las enseñanzas del Rebe Menajem Mendel Schneerson, interpretadas y compiladas por él.
Fusión, Propósito/Luz, Naturaleza y Milagros, El Mundo todo es mi Maestro, Ganándose la vida, Lucha luchando contra la oscuridad, De la Desesperanza a la Alegría, Muros de ladrillos, Regresando a casa, Somos todos uno, Actos de belleza, etc, son algunos de los muchos libros que escribió Tzvi.

Bueno, los conceptos de Tzvi expresan un saber colectivo que abarca cinco milenios, así que no son muy difíciles de entender.


1 comentario:

Anónimo dijo...

Salvo por lo de los tefilim, que si utilizo casi a diario, no me siento representado por el primer bloque de esta entrada. No obstante, soy judío y me siento bien así.

Me encanta el jamón, las hamburguesas con queso y no por eso soy menos judío Raquel.

cauno es cauno y cacual es cacual. No?