Un ensayo del siglo 16 intitulado Discourse of Voluntary Servitude del jurista francés Étienne de La Boétie (1530–1563) discurre acerca de una cuestión que obsesiona a aquellos que aman la libertad: ¿Por qué los individuos obedecen leyes que son injustas?Wendy McElroy - Recomiendo leer la nota completa... Este francés la tenía clara.
El Discourse ofrece una perspectiva. El mismo examina la psicología de aquellos que obedecen, la de aquellos que imparten las ordenes, y la de aquellos que se resisten a ellas. La Boétie estaba en particular, interesado en dilucidar porqué obedece la gente. Se preguntaba, “Si un tirano es un solo hombre y sus súbditos son muchos, ¿por qué consienten ellos su propia esclavitud?”
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La teoría política tradicional definía a la tiranía haciendo referencia a la fuente del poder del gobernante. Es decir, ¿alcanzó el gobernante su posición mediante el nacimiento--la “consagración de Dios”--o de algún otro modo “legítimo”? Si así ocurrió, se consideraba que el rey podía gobernar justamente incluso si lo hacía malamente.
En contraste, La Boétie declaraba que el origen del poder era irrelevante para la definición de tiranía. Si un hombre gobernaba justamente era legítimo; si lo hacía de mala manera, era un tirano.
Los tiranos caen dentro de tres categorías: aquellos elegidos para mandar; aquellos que heredaron el poder; y aquellos que lo detentaban por la fuerza. La Boétie se rehusaba a darle importancia a los medios por los cuales los tiranos alcanzaban el poder debido a que su método de gobierno parecía ser el mismo.
Pero a La Boétie le interesaba particularmente la psicología de los gobernantes elegidos, debido a que parecía que un gobernante cuyo poder provenía del pueblo debía ser “más soportable” que el de los otros. Debía ser agradecido o al menos reconocer su dependencia de la voluntad del pueblo. Sin embargo, cuando el gobernante elegido prueba el poder, “planea jamás renunciar a su cargo.” El truco consistía en generar el consentimiento futuro del pueblo a efectos de asegurarse su continuidad en el poder. ¿Pero cómo?
(Enlace encontrado en un comentario en lo de José Benegas)
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