Esto es tragicómico.
En Estados Unidos una simple infidelidad puede llevar a la ruina la carrera de un político.
El razonamiento que hacen los norteamericanos en estos casos es: si este señor engañó a su esposa, ¿por qué no me va a terminar engañando a mí si llega al poder?
En Paraguay el presidente Lugo confesó, como comenta Carlos, haber engendrado una hija cuando ejercía aún su cargo de obispo.
Este señor engañó a sus feligreses. Aún más, según la visión de un país católico, engañó a Dios mismo al no haber cumplido con su voto de castidad.
Pero Paraguay es Latinoamérica, seguramente resaltarán su valentía y franqueza.
6 comentarios:
"Haz lo que yo digo pero no que yo hago"...Que caradura
por eso estamos como estamos
Yo prefiero juzgar por las ideas y no por la vida privada, no hace falta que Lugo haya tenido una hija siendo cura para darse cunta a la legua que es un delincuente y que su gobierno inexorablemente va a ser un desastre, para el caso Urquiza tuvo 50 hijos y sin embargo gracias a el tenemos Constitución.
Jorge, disculpame una pregunta personal: sos soltero, ¿no?
Si me equivoco y estás casado, te hago un pedido: contanos cómo hiciste para convencer a tu mujer que existe algo llamado SIMPLE infidelidad masculina. ¡Ja, Ja, Ja!
Un abrazo
Las infidelidades nunca son 'simples', porque responden a una maquinación perversa propia de los infames.
Estoy casado, enmascarado!
No quería justificar las infidelidades "simples". Sólo me refería al contraste de esos casos con el caso de un obispo.
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