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¿Cómo se explica, si no, que a una cumbre para luchar contra el racismo y la intolerancia, se invite al presidente de una dictadura fanática, que condena a muerte a homosexuales y a disidentes, que esclaviza a las mujeres, que ha sido señalada por la justicia como responsable del atentado de Amia, en Buenos Aires, que causó la muerte de 85 personas, y que financia grupos terroristas?¿Cómo es posible que el hombre que ha organizado un congreso para negar el holocausto de millones de personas, que amenaza a otro país con destruirlo, y que es abiertamente antisemita, tenga la palabra en un foro sobre racismo, el mismo día en que justamente se conmemora la tragedia del holocausto?
¿Es cinismo?
¿Es maldad?
¿Es atontamiento?
¿Es apaciguamiento chamberliano?
¿Es inconsciencia?
¿Qué pensaba la ONU que ocurriría si se daba la palabra, en plena Europa, en el mismísimo día del Holocausto, a un islamofascista responsable de los discursos judeófobos más malvados de la actualidad?
¿Qué pensaban los países que acudieron a la cumbre?
¿Que el hombre se portaría bien, plancharía su camisa y su conciencia, hablaría de forma razonable y se volvería un demócrata de toda la vida?
¿Que las mujeres iraníes ya no sufrirían ningún apartheid?
¿Que estaríamos ante el milagro de Fátima, en versión reloj de cuco?
¿Que Ahmadineyad no se llevaría un éxito de propaganda para su casita?
¿Qué pensaba el bueno de Benedicto XVI, dando la bendición a una cumbre donde ideólogos de la intolerancia tendrían altavoz de lujo?
La verdad es que la situación es tan disparatada, que sólo cabe dar la razón a Martin Luther King cuando dijo aquello de que 'nada en el mundo es más peligroso que la ignorancia sincera y la estupidez concienzuda'.
En este caso, además, se trata de una estupidez reiterada, porque el primer Durban, en el 2001, ya fue un auténtico festival antisemita, denunciado por muchas organizaciones de derechos humanos, como el Centro Simon Wiesenthal, absolutamente escandalizado por el odio antijudío que pudo respirar en la cumbre.
Repetir Durban con los mismos esquemas, y además invitando a algunos de los dictadores más notables del planeta, sólo podía llevar al fracaso de la cumbre y al ridículo de la ONU.
Y el fracaso es lo mejor que podía pasar, porque la otra opción habría implicado que se dieran por válidos este tipo de interlocutores, y este tipo de discursos. Es decir, o el ridículo y el fracaso; o el éxito de la intolerancia.
Realmente la ONU se ha cubierto de gloria.
Capítulo aparte merece la actitud de España, país que promueve una pomposa alianza de civilizaciones y que está en la cumbre, sin dar muestras de querer abandonarla.
En este caso, ninguna sorpresa, porque el Gobierno español participa de la delirante idea de pensar que la alianza entre civilizaciones es una alianza entre gobiernos democráticos y algunas bonitas dictaduras, cuyo carácter islámico les da la pátina multicultural.
Es decir, lejos de entender que la civilización islámica está entre las mujeres y hombres musulmanes que luchan por sus derechos, y que ellos son los interlocutores válidos, nuestra Moncloa se dedica a hablar con aquellos que los oprimen.
¿Es eso la civilización?
¿O es la enésima empanada mental del muticulturalismo mal digerido?
La misma indigestión que inspiró la vergüenza de Durban, el fracaso de Durban II y el ridículo de la ONU.
Así les va a los derechos humanos.
Pilar Rahola
Fuente: Pilar Rahola / La Vanguardia - Barcelona
Distribución:Dori Lustron-Porisrael Foundation
para la red de páginas asociadas: porisrael.org - Guysen International News - desdeisrael.com
ENLACE PERMANENTE
2 comentarios:
Hace unos años Armando Ribas escribía que "el socialismo es una enfermedad". Parafraseándolo digo que "el progresismo es una enfermedad mental". Si debaten un rato con progres y en un momento pueden dar un paso atrás y escucharlos desde afuera, notarán como me pasó a mí, que su "lógica" es tan retorcida (digo en el sentido de convoluted, no de evil) que no pueden ver lo que es obvio y simple.
Estos conciudadanos han sido tan adoctrinados que pueden estar oyendo un discurso de personajes como Almejayihad o como demonios se llame, diciendo algo tan directo como "así como 2+2 es 4 voy a borrar a los judíos de la faz de la tierra" y lo que escuchan es "bueno, hay un problema territorial, y esta gente nos ha mentido, es tan dificil encontrar una solución pacífica, seamos multiculturales, todos tenemos derecho a la energía nuclear, además inventamos la danza del vientre, si desean remover burka y ver vientre o tobillo o codo o mentón envíennos mucho dinero, nosotros tendremos petróleo pero ustedes lo queman en sus autos, calentadores globales, sientan culpa, no hay como la bosta del camello, yada yada yada" (aplausos y gestos de asentimiento).
Lo primero que se dejó de enseñar, en las escuelas para el adoctrinamiento, es que 2+2 es 4.
Es increíble eso que pasa.
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