23 de abril de 2009

Mi cuerpo es mío, su sangre es de él


Quiero hablar del tema al que ya se refirió Klaus, porque me parece muy interesante.

Por 'decisión del INCUCAI', el estado ha procedido a materializar una inconsulta y demencial confiscación de la sangre de los cordones umbilicales privados.
Para entender apropiadamente lo que sucedió, creo necesario recordar que el cordón umbilical es el órgano fetal que establece la comunicación con la placenta.
Y lo que se congela no es el cordón ni la placenta, sino la sangre fetal que contienen.
Son aproximadamente unos 100 ml que se extraen luego del nacimiento, preferentemente antes del alumbramiento, aunque también puede hacerse después.
Como quiera que sea, un 99,9999% de los cordones y placentas se desechan y forman parte de los 'residuos' que habitualmente se incineran en los hospitales y los sanatorios.
Del total, una mínima proporción se conserva, ya sea en el Garraham (público) o en varios centros privados.
Y si bien todavía no deja de ser algo experimental, es un material más que interesante, porque constituye una fuente natural de 'células madres totipotenciales' que tienen una compatibilidad genética perfecta y es muy posible que en el futuro sean muy útiles para curar algunas enfermedades.
Bueno, no sé, pero guardarla no puede merecer ningún reproche, habida cuenta que generalmente es algo que se tira, y que nadie está obligado de hacer lo que la ley no manda ni privado de lo que ella no prohibe, etc.
Así las cosas, salvo en el caso de gemelos, esas células madres no serán en ningún caso perfectamente compatibles con otra persona.
En el caso de los transplantes de órganos, la legislación vigente los aparta del comercio.
Esos órganos son extraídos del 'donante' cuando está 'clínicamente muerto', bajo un coma absolutamente irreversible.
No quiero hablar de ese tema en particular, porque me dispersaré.
Al asimilar la sangre congelada del cordón con los transplantes de órganos se está cometiendo un error muy grave, y quiero explicar por qué.
Ni siquiera los más acérrimos buenistas se oponen al consentimiento previo, al menos hasta ahora, aunque nunca falta algún loquillo que se la dé de ingenioso.
Bueno, el sujeto debe dar el consentimiento mientras viva.
Del llamado consentimiento 'presunto' -que para mí es otra aberración- tampoco hablaré hoy.
De hecho, la sangre del recién nacido es de él, porque forma parte de su cuerpo.
Bueno, la decisión de conservar lo que habitualmente se desecha -sin que se considere a eso un delito- la toman voluntariamente los padres por el bien de sus hijos.
Hasta la mayoría de edad, los padres son custodios y responsables de lo que se guardó.
Cuando el nene adquiere la mayoría de edad esa tutela se disuelve, y él puede hacer lo que quiera con ese material.
El estado tercia y dice 'No, esa sangre es de quien la necesite', invocando dudosos principios de 'solidaridad', 'bien común', etc.
De hecho, el principio del consentimiento se ha violado, porque los padres guardaron esa sangre por si su hijo algún día iba a necesitarla, no para otra persona.
Con la normativa de hoy, incluso puede darse el caso que si llega a necesitar esa sangre no exista más, porque el estado se la 'donó' a otro.
Quiero decir que hasta que sea mayor de edad, esa parte de su cuerpo está bajo la tutela de los padres, que decidieron 'por él' conservarla 'para él', y pagaron por eso.
Cuando sea adulto, el verdadero dueño de la sangre decidirá si la dona, la regala, se la toma o la desecha.
De la misma manera que si queremos donamos sangre, pero si no nadie puede obligarnos a hacerlo.
Porque una cosa es disponer de los órganos de un muerto, y otra muy distinta de los de un vivo.
Aplicando el mismo criterio del INCUCAI, no encuentro imposible que algún día me toque el timbre un funcionario del gobierno y me diga que como yo tengo dos riñones, me van a sacar uno a la fuerza porque alguien lo necesita.
El negocio de la congelación puede ser muy rentable, o no, pero eso no me interesa y no es mi tema.
Si ganan plata, bien, y si se funden, allá ellos.

Bueno, lo que quiero decir es que yo soy la dueña absoluta de mi cuerpo.
Y mientras yo viva, no me toquen.
Y cuando muera tampoco, no me gusta, no me entusiasma, y no quiero, no confío en esas cosas.
Si soy 'solidaria' o no es mi problema, y no de ningún burócrata, así que déjenme de joder y busquen a otra.

La sangre del cordón umbilical es del niño, forma parte de su cuerpo, y mientras viva, mientras él no tenga edad para decidir, respeten a los padres que la custodian con un propósito determinado, y no la toquen.
Cuando sea adulto, pregúntele a él -en todo caso- qué es lo que quiere hacer con ella, y respeten su decisión.
Es su cuerpo.

7 comentarios:

Carlos dijo...

Clarísimo tu post; Raquel. Lo que ha hecho el INCUCAI es una barbaridad.

BlogBis dijo...

No se puede esperar otra cosa de un gobierno que "estatizó" los organos de todos al establecer que a menos que se establezca lo contrario todo el mundo es donante

Sine Metu dijo...

Yo soy explícitamente NO DONANTE de órganos.
Lo repito cada vez que renuevo la licencia de conductor, y además figura así en mi DNI.
No le tengo nada de confianza al sistema estatal.

Rāḥēl Reznik dijo...

Recién leí este comentario en La Nación, y me pareció muy sensato:

'El sinsentido del INCUCAI: 1. Destruyen los 5 bancos privados: ¿quién va a querer pagar si no tenes garantía que tus hijos podrán utilizarlas cuando se desarrollen las técnicas? ¿Vas a pagar mensualidades para que después venga otro y te la expropie? 2. No suma más donantes, porque no habrá futuros donantes privados y los existentes es probable que decidan descartar las muestras a seguir pagando x algo que ya no les pertenecerá. 3.No puede crearse un sistema "solidario", porque la finalidad de los privados es ser utilizados para curar enfermedades que sí o sí necesitan que las células madre sean del mismo paciente. 4. MENTIROSOS E HIPÓCRITAS: OBLIGAN a formar un documento indicando "DONACIÓN VOLUNTARIA". Acaso hacer algo obligado por el Estado es algo Voluntario??? Me parece que se quedaron en la Edad Media. Está visto que estos personajes, piensan y deciden desde su torre de marfil, sobre la vida de las personas. Que mansos que somos los argentinos!'

Klaus Pieslinger dijo...

El mercado (el emergente de la libre interacción de individuos) halló su nuevo equilibrio.

Klaus Pieslinger dijo...

Mientras te releía, en la parte de "no encuentro imposible que algún día me toque el timbre un funcionario del gobierno" me acordé de ésto: Monty Python's Meaning of Life - Organ Donor -advertencia: no apto para estómagos flojos.

marisa lopez dijo...

es una locura, completamente de acuerdo con vos raquel