15 de mayo de 2009

Caprichos de Emperador

Desde hace algún tiempo, cuando la paciencia de buena parte de la sociedad empezó a agotarse frente a un estilo crispado y confrontativo, opuesto a la tolerancia y al diálogo, el matrimonio gobernante adoptó una lamentable definición para caracterizar la resistencia que generaban muchos de sus actos. Los Kirchner comenzaron a hablar de un ánimo "destituyente".

Los principales referentes de la oposición, los medios de comunicación que conservan su independencia frente al Gobierno y ciertos intelectuales críticos del oficialismo fueron incluidos bajo aquel rótulo.

Curiosamente, el término "destituyente" no forma parte del Diccionario de la Real Academia Española. Sí existe, por supuesto, el verbo destituir, que significa "quitar a alguien su empleo" o "privar de cierta cosa a alguien o algo".
(La Nación - HT: HACER.org)

Recuerdo cuando el neo-prócer Alfonso se encontró con fricción, también comenzó a hablar de ingobernabilidad; y más atrás aún, con la viuda de Perón ocupando un cargo que le quedaba tan holgado como el actual a la runfla K, y siendo justamente merecedora de un juicio político -mecanismo contemplado en la Constitución para remover incapaces- fueron -cuándo no- los peronistas que se opusieron, apostando quizás a la sucesión por parte del sindicalista Lorenzo Miguel en Octubre del '76, provocando así -como principales responsables- que la historia se los llevara puestos, de la mano del golpe cívico-militar contra el cual ningún "pueblo" salió a repudiar a las calles en aquel Marzo.

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