Tan lejos estoy de esta vida encontrada en el camino que no puedo concebir que alguien viva en una zona donde un hospital se encuentra a horas de camino.
¿Y si enfermas?
¿Y si sufres un accidente?
Tan lejos estoy que no concibo una escuela tan alejada que te obligue a llegar agotada cada mañana.
Tan lejos, tan lejos, que la falta de electricidad durante una vida entera me da pavor.
¿Y el ordenador?
¿Y el móvil?
SUDAmérica
Yasmina, es lindo y queda bien hacerse la nena ingenua y parecer medio pelotuda, pero no es necesario exagerar tanto.
La mayoría de la población mundial siempre vivió -y vive- así, a la intemperie.
Bueno, estoy absolutamente segura que esa gente -que no disfruta de esas cosas que su ausencia te da tanto pavor- es muchísimo más feliz que vos.
2 comentarios:
Muy bien Raquel. Yo vivi toda mi niñez en esas condiciones, y la verdad que fueron muy buenos tiempos.
Las personas se adaptan tanto a formas de vida especificas que despues proyectan sobre los demás lo miserables que serían ellos si vivieran esas vidas.
Puntualmente los progres funcionan así. Se preocupan tanto por los que no viven como ellos. Casi te diría que los despreciarían profundamente si no fueran tan buenos. Porque la gente que vive así casi no es gente, no?
Ojos que no ven, corazón que no siente.
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