Los hechos que han sucedido en el Perú me han llenado de dolor e impotencia, porque observo que es la misma estrategia que se ha usado en mi país –Bolivia- para destruir la democracia.
(...)
Las FARC, ELN, Sendero Luminoso y otras organizaciones criminales, saben hacer muy bien su trabajo. Han dejado la lucha armada por otras más complejas, estratégicas y tácticas, otro tipo de terrorismo: la mentira y la calumnia para destruir la institucionalidad del Estado.
La guerra, que ahora ellos libran es la jurídica, la política, la comunicacional y la social. Esta última es la desestabilizadora, la del conflicto y la del caos, la de sangre humilde y pobre.
Hoy Perú se encuentra en la guerra social, que conllevará a la guerra jurídica (nacional e internacional) y el marketing para desprestigiar su gestión o la guerra comunicacional, quienes tienen a políticos en diversos partidos que defenderán a ultranza las acciones de los sediciones y subversivos, intimidarán y bajaran la moral a las fuerzas del orden, policías y militares, al ser perseguidos judicialmente, hasta que no les quede otra que aliarse con ellos o dejar que impere la anarquía al mando de estos grupos. Los comunistas lo único de social que tienen es el método de su lucha y el apoyo internacional que se dan para justificar lo injustificable.
(Carta Abierta del diputado boliviano Walter Arrázola al presidente peruano Alan García - fuente: HACER.org)
Estrategia muy conocida, mas no por ello, menos efectiva... El deja vu sigue de moda en estas "tierras de promisión" como diría Raquel.
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