16 de junio de 2009

Composición. Tema: La vaca

El viernes fui a biei en micro. Como se trabó la calefacción y nos estábamos cocinando en nuestro propio jugo (peor es morir de frío) el chofer abrió las ventanitas que tiene el micro en el techo para que entrara algo de aire fresco.
De repente se empezó a sentir un poderosísimo aroma a number two bovino. Miré por la ventana y noté que había un corral superpoblado de los causantes del fenómeno.
No a campo abierto sino en un corral. Miles. O por no ser tan exagerado, cientas de vacas apretujonadas esperando el mazazo...
Qué raro! Nunca había visto algo igual sobre la autopista.
Lo primero que pensé fue "están liquidando el stock".
Hace poco había leído a un analista que decía que todavía tenemos vacas en la Argentina porque hay gente que no sabe hacer otra cosa que criarlas, y se empecina en seguir haciéndolo (pese a que el gobierno es abiertamente enemigo de los productores).
Hoy, a través del sitio Off news llego a este informe de Econoagro.



El porcentaje de hembras faenadas durante el primer trimestres fue del 47,4%, en igual período del 2009 dicho valor fue 49,1%. Dicho índice no grafica en toda su magnitud, el gran proceso de liquidación que se está llevando a cabo en la actualidad.

En el período enero-marzo se faenó el 6.46% del stock, mientras que durante igual período del 2008 ese porcentaje fue el 5.43%

2 comentarios:

Sine Metu dijo...

Fragmento de la columna de Esteban Peicovich en el suplemento Enfoques del diario La Nación
Domingo 24 de febrero de 2002

En el azar del mundo, cada pueblo contiene un animal. No nos tocó ser toro (España), ni oso (Rusia), ni águila (EE. UU.), ni león (Inglaterra). Sólo aprendimos a sentirnos vaca. La próspera, la de estar en lo mismo, la de hacer la vista gorda y vegetar. El apacible animal sustentador. Claro objeto de nuestra gula. Canon de nuestra pasión inmóvil. Y víctima de nuestros vicios. Hoy nos toca asistir al velorio de esa vaca. Cacerolas, piquetes, graffiti, comunicados, estadísticas, encuestas, denuncian la muerte de la magna vaca que nos fuera dada en beneficio.
No supimos. No pudimos. Nos comimos la vaca. El nosotros que guardaba la vaca. Ahora, en el paisaje resaltan solitarias la sombra de esa vaca y nuestra inmensa culpa. Para volver al mundo habrá que amasar esa sombra y esa culpa. Y soñar de nuevo. Pueden salir hormiga, perro, cebra, comadreja, lobo o nuevamente vaca o nada. Ser lo que debamos ser. O no ser nada (según, sobradamente, nos fuera aconsejado cuando chicos).

Rothbard dijo...

Destrucción de la riqueza, consumo de capital, se están comiendo los brazos... el resultado no puede ser otro que el aumento de la pobreza.