22 de junio de 2009
Dreamy longing
Quien señale el desastre cubano, será acusado de proyanqui e imperialista.
A quien recuerde que la economía capitalista es la que más bienestar ha llevado a los países desarrollados, se lo apostrofará de neoliberal y aprovechador de las desigualdades de la sociedad.
Quien mire la historia y compruebe que nunca una sociedad puso proa hacia atrás, hacia mundos primitivos superados, con piedad será diagnosticado de una alienación consumista que le ha diluido su personalidad.
Ni hablemos de lo que le ocurrirá a quien ose decir que las guerrillas revolucionarias no sólo trajeron sangre y violencia, sino que alfombraron el camino a las dictaduras militares.
Se lo condenará irremediablemente por cómplice del terrorismo de Estado, ya que los asesinatos de los montoneros argentinos o la ETA vasca no son realmente terrorismo, sino, a lo sumo, excesos redimibles por la buena intención de luchar por un mundo más justo.
Lo paradójico es que quienes así reaccionan no son sólo vulgares políticos acechantes del poder por la vía demagógica.
Muchas veces son intelectuales de valía en sus disciplinas o, por lo menos, gente que pasó por universidades en las que se supone que adquirieron instrumentos de comprensión y análisis más que suficientes para apreciar qué es lo que ya fracasó en el mundo, y qué es lo que nos va llevando hacia la satisfacción creciente de nuestras necesidades.
Julio María Sanguinetti
Me encantaría que los argentinos lo leyeran.
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