14 de junio de 2009
How lovely!
Paradojas de la vida.
El país que más se aleja del cumplimiento del Protocolo de Kyoto -como consecuencia de un modelo productivo depredador con el medio ambiente- se presenta ahora ante al mundo como el ariete contra las centrales nucleares (que por cierto no emiten gases de efecto invernadero).
Lo curioso del asunto es que se trata de uno de los Estados europeos con peores registros en cuanto a intensidad energética -el indicador que muestra la relación entre la energía consumida y la producción de bienes- lo que refleja que su estructura productiva y energética es altamente ineficiente.
Se gasta mucho para producir poco.
Pero para mayor perplejidad, estamos ante una nación que todavía no ha sido capaz de resolver el principal problema de las centrales nucleares desde el punto de vista de la seguridad: dónde demonios depositar los residuos radiactivos de alta actividad, y que hoy -como solución temporal- duermen en las piscinas situadas en los mismos emplazamientos donde fueron generados, lo que desde luego no es garantía de seguridad.
Se trata –no conviene olvidarlo- del mismo país que todavía tiene que 'repatriar' basura nuclear (salvo que pague altísimas indemnizaciones si no lo hace en el plazo pactado) depositada en Francia y Reino Unido, procedente de las centrales de Vandellós I y Garoña.
Pero eso sí, estamos ante un Estado en el que sus ciudadanos se encuentran entre los más antinucleares de Europa -lo dice el Eurobarómetro que elabora la Comisión Europea-, pero ocurre que ningún municipio está dispuesto a albergar un cementerio nuclear en sus proximidades, lo que sin duda allanaría el camino para el entierro definitivo de la industria del átomo.
El Confidencial
Leyendo el artículo español se me ocurrió pensar que cuando los gobiernos deciden la construcción de una planta nuclear, tendrían que empezar por el basurero, pero lamentablemente eso siempre se deja para más adelante, y después generalmente nadie sabe qué hacer con los residuos, ni dónde depositarlos.
Una de las soluciones más frecuentes es... ponerlos en otra parte, y que se jodan otros.
Bueno, el tema de las centrales atómicas y el problema de sus residuos hizo -por simple asociación- que me dispersara un poquito y pensara en Somalia, país que hace unos veinte años prácticamente colapsó, y vive en la miseria.
Y que su litoral es utilizado frecuentemente por las naciones centrales como un inmenso basurero nuclear clandestino.
Y que junto a la basura atómica también se depositan ahí otros residuos industriales muy tóxicos.
Y que -increíblemente- los barcos pesqueros europeos también lanzan sus redes en esos mares, capturando ingentes cantidades de camarones, langostas y atunes, que espero no estén contaminados, aunque ese parece ser un detalle menor.
El vertido de basura nuclear y residuos tóxicos, y la pesca ilegal, obviamente nunca le importaron a nadie.
Bueno, vincular lo anterior con el asunto de los piratas somalíes no me demandó mucho esfuerzo.
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1 comentario:
Muy bueno tu comentario, Raquel. En gran parte de lo que podríamos llamar la derecha poco pensante se usa mucho creer -o, por lo menos, decir que se cree- que asuntos como los desechos nucleares o tóxicos y, más generalmente, todo lo relacionado con la conservación del medio ambiente, es cosa de maricones y progres terminales.
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