Por un lado, el kirchnerismo (ahora los verdaderos 'disidentes' del peronismo) pretenderá vender caro su 'trabajo sucio', si es que está dispuesto a arreglar, mínimamente, el desaguisado de precios relativos, gastos desbocados, manejo discrecional y autoritario de los fondos públicos, ruptura con el mercado financiero internacional, y muchas otras cuestiones vinculadas con lo fiscal que han acumulando.
El peronismo, por su parte, necesita que el ajuste se haga de forma tal que se dañe lo menos posible su imagen con vistas a las elecciones presidenciales del 2011 (No vaya a ser que le pase lo de Duhalde en el 99 que no pudo despegarse de Menem, pese a intentarlo).
La oposición, representada por Unión Pro (cuyas chances crecen en la medida que el peronismo se deteriore en el marco del ajuste) y por la alianza UCR-CC (resucitada por el fantasma bueno de Raúl Alfonsín y el voto no positivo de Cobos), tendrá que acompañar el ajuste desde el Congreso, para evitar 'heredar' una situación crítica, pero necesita ingeniárselas para que 'parezca un accidente' (y no ser identificados como 'partícipes necesarios' de dicho ajuste).
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La Argentina está ante la necesidad de un nuevo ajuste fiscal.
La Nación se ha 'comido', prácticamente, todo el superávit fiscal primario.
Y las provincias, en general, ya están, o estarán pronto, con déficit operativo.
Hasta ahora, los ahorros acumulados en el ANSES, los préstamos del Banco Nación y el uso de las reservas del Banco Central, han permitido disimular esta nueva crisis fiscal.
Pero la plata del ANSES y otros organismos se irá acabando y tanto los créditos oficiales, como el uso de las reservas del Banco Central tienen un límite, si no se quiere repetir la experiencia de inestabilidad macro del pasado.
En ese contexto, otra vez, la variable de ajuste será la inversión pública y el intento desordenado, como ya pasó, de realinear bruscamente los precios de los servicios públicos.
Sin plata para los sobrecostos de la inversión pública, y sin nuevos contratos y reglas estables para la inversión privada en infraestructura de servicios, el futuro se parece demasiado al pasado.
Enrique Szewach
7 de julio de 2009
En el horno
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