29 de julio de 2009

The queen flew off

¿Y el vuelo de la reina?, pregunta el director literario del ABC.
Todos se miran perplejos.
Se refería al viaje de la Presidenta con el fin 'de llevar a Honduras', devolviéndole su puesto al presidente Zelaya, que del Congreso al Tribunal Supremo pretendía obtener normas para hacerse reintegrar.
Más allá del universalmente condenado (formalmente) golpe de Estado, allí se jugaron cartas de política mayor.
¿La Presidente quizo hacer un gesto de valentía republicana, ganar puntos después de la derrota constitucional?
Los que violan los principios constitucionales suelen ser principistas en público.
¿Cómo no la aconsejaron, viven en babia?
¿Son todavía instrumentos del chavismo?
¿No tienen asesores diplomáticos que les informan lo que allí estaba en juego?
Se trataba nada menos de informarle al efusivo Chávez que hasta aquí se llegó con eso de crear una mafia de presidentes vitalicios para garantizarse un submundo político irrelevante y agresivo.
¿Consultó la Presidente a Brasil?
¿No advirtió que todo estaba delegado en la OEA para cubrir la Realpolitik más allá de lo 'políticamente correcto', según el catecismo de los tontos de la Tierra?
Observé que el fracasado vuelo de la reina había agregado un sentimiento de ridiculez que sorprendía a los españoles tanto como las trapacerías de la negociación de Aerolineas, las trampas con Repsol y el esfuerzo de un gobierno in artículo mortis para consolidar negociados como el de Telecom y 'cubrirse' en la retirada como una banda de pistoleros provincianos y novatos que hubiesen querido asaltar nuestro modelo de Fort Knox de adobe.
La política y la perplejidad habían ganado la dulzura del postre.
¿Qué responder?
¿Cómo justificarnos de la realidad de un gran país abandonado en manos de los peores?
La contradicción de escuchar los mayores elogios de Buenos Aires y nuestros artistas, sin poder dejar de avergonzarnos de gobernantes que son motivo de sonrisa y de risa.
Los españoles conocen detalles y anécdotas y las repiten y comentan como los eternos cuentos de gallegos que eran moda en Argentina.

La Nación

Me viene a la mente una frase muy conocida en las tierras de promisión: 'muchas cosas pierde el hombre que a veces vuelve a encontrar, pero les debo enseñar, y es güeno que lo recuerden, si la vergüenza se pierde jamás se vuelve a encontrar'.
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1 comentario:

Sine Metu dijo...

lamentablemente, excepto en estas tierras de promisión

X-P