4 de agosto de 2009

Miriam, habanera de la Isla


Quizás debido al habitual mutismo del presidente cubano, Raúl Castro, tan pronto recibí el periódico Granma del lunes 27 de julio busqué sin muchas expectativas su discurso de la jornada anterior, esperando encontrar alguna información oficial acerca del estado de la economía, algún indicio de las perspectivas a mediano plazo o simplemente un compromiso o alguna novedad por nimia que ésta fuese.
En vano.
Cincuenta y cinco párrafos de palabras que no dicen absolutamente nada, resumen la realidad irrebatible: el gobierno cubano no tiene nada que decir. Acaso la buena noticia es que, al menos, ya no se preocupa por disimularlo.
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Es así que, para estar a tono con las nuevas fuerzas de la política internacional, el General dice '¡Sí, se puede!', pero no aclara qué, cómo, cuándo y dónde.
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Pareciera que en Cuba tanto la política como la economía son secretos de Estado, temas que solo se dirimen entre los más altos sacerdotes del culto comunista y a los que solo ellos tienen acceso.
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SinEvasión

Nótese que el viejo asesino en su soporífero discurso no dijo ni una sola vez 'Patria o Muerte' o 'Socialismo o Muerte'.
Tal vez la arterioesclerosis le jugó una mala pasada, y se olvidó.
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