Travesuras en Shabbāt

Cerca del 1300 antes de la Era Común, toda una nación escuchó a Di-s en el Sinaí.
Y pensar que yo no soy más que un insignificante eslabón de una cadena de más de cien generaciones, que nunca se interrumpió.
Pero también es cierto que integro un colectivo mucho mayor, y creo que es natural que quiera compartir -jamás convertir- con todos, y estoy hablando de uno de los momentos más sensibles de mi existencia.
Así que lo que sigue no pretende convencer de nada a nadie, sino que es simplemente una invitación.
Desde ya, como respecto del Shabbāt existe toda una simbología, no me cuesta mucho admitir que a muchos les pueda parecer extraña.
No es mi pretensión que la adopten, porque en definitiva eso hace a la forma y no al fondo.
Por debajo del ritual, la verdadera fuerza del Shabbāt es una predisposición, un estado especial del espíritu que posibilita la creación de un espacio diferente, un momento de reflexión, un stop.
En ese contexto, no creo que sea muy difícil lograr que todos los que me leen y me quieren -desde sus propias verdades y creencias- participen de esta inofensiva fiesta.
Para hacerlo no es necesario creer, ni encender una vela o siete o mil, ni pronunciar la oración, ni consentir el ritual, ni admitir los significados anecdóticos ni los otros muy complejos de esta milenaria celebración.
Por lo tanto, lo que sigue puede ser omitido si así lo prefieren, pero les confieso que me gustaría muchísimo -es lo único que deseo en realidad- que al menos nos encontremos en el último párrafo del post.
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Shabbāt es una canción de amor.
Shabbāt es el alma del tiempo.
En Shabbāt, Di-s dejó de crear y sopló el alma en el mundo.
Llegará el día -Yom SheKulo Shabbos- en que todo el mundo estará iluminado por las velas de Shabbāt.
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Di-s creó el mundo con su palabra, sin trabajo ni esfuerzo.
Cuando decimos que el séptimo día 'descansó' lo que queremos decir es que fue entonces que le infundió su espíritu, que le incrustó su sello único y eterno.
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Parece obvio que el séptimo día Di-s siguió creando, quiero decir que en Shabbāt creó 'el descanso'. [Berashis Ammán 10:10, 12:2]
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Lekhah dodi likrat kallah Penei Shabbāt nekabelah
Ven, Amado mío, a recibir a tu novia, recibamos la presencia de Shabbāt. [Kabbalat Shabbāt]
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Los Shabbātot son míos, tuyos, pero por sobre todo son nuestros.
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Shamor, Zajor: observar y recordar:

Observa el día del Shabbāt para santificarlo - Shamor et yom ha-Shabbāt l'kad'sho. [Deut 5:12]

Recuerda el día del Shabbāt para santificarlo - Zajor et yom ha-Shabbāt l'kad'sho. [Éx 20:8]

Təˈnax

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Desde que somos pequeñas -generalmente empezamos a hacerlo a la edad de tres o cuatro años- debemos encender nuestras velas de Shabbāt y Iom Tov -recuerdo que mi mami sabía hacerlo siempre a partir de un fuego existente- para comenzar a asomarnos a esa fantástica unión espiritual en la que participamos todas las mujeres judías desde hace 4000 años. [Talmud, Shabbat 31 ter]
Y desde esa edad también aprendemos que tenemos prohibido apagar cualquier fuego tanto en Iom Tov como en Shabbāt.
Bajo la luz de esas velas se iluminará nuestro romance eterno e indestructible con Di-s.
Porque la luz de la vela de Di-s es la Luz del Mundo.
Cuando encendemos las velas de Shabbāt -Hadlakat Nerot- para disfrutar plenamente del privilegio de cumplir esta Mitzvá, las mujeres deslizamos tres veces las manos sobre las llamas, luego nos cubrimos los ojos con las palmas, y al fin decimos desde lo más profundo de nuestro corazón:

Baruj atá Ado-nai, E-lo-he-nu Melej HaOlam asher kideshanu bemitzvotav, vetzivánu lehadlik ner shel Shabbat Kodesh.	Bendito eres, Oh Señor, Di-s nuestro, Rey del Universo, que nos santificaste con tus preceptos y nos ordenaste encender las velas del sagrado Shabbat.
Sh'má Yisrael, Adonai Eloheinu, Adonai Echod.	Escucha Israel, Di-s nuestro Elohim, Di-s Uno Es.

Enciende tu alma conmigo, dale también tu luz al mundo.
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