30 de agosto de 2009

Une maison est une machine à habiter...


Un 27 de agosto se fue Charles-Édouard Jeanneret-Gris, -לה קורבוזיה- 'Le Corbusier'.
Sam Barkai, Zeev Rechter y Shlomo Bernstein -entre muchos otros arquitectos que hicieron posible Tel Aviv- trabajaron en la oficina de Le Corbusier.
Tenía pensado hacer un post ese día, pero por alguna razón lo dejé para más tarde, y al final se me pasó.
Bueno, seguramente coincidirán conmigo que la obra de Corbu fue un aporte extraordinario a la arquitectura, a la belleza, y al arte.
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4 comentarios:

Dolores dijo...

lamento su partida! efectivamente su aporte es importante... gracias!

Rāḥēl Reznik dijo...

Dolores?
¡Tanto tiempo!
¿Cómo estás?

BlogBis dijo...

El Cuervo (como lo llamamos afectuosamente los arquitectos) me genera amores-odios equivalentes.
El año pasado participé en un congreso sobre su obra con una ponencia en la que tratamos de de mostrar (lo escribimos con una colega docente y arquitecta) que era un maestro en el arte del haz lo que yo digo, pero yo hago lo que se me canta.
En muchas cosas el Corbu fue el último de los racionales, y quizá nunca haya tomado conciencia que con su cruzada racionalizadora abría paso a un brutal irracionalismo.
En arquitectura, y en muchas otras cosas.

Carlos dijo...

Parte de la herencia de Le Corbusier es nefasta, tenía, por ejemplo, planes para arrasar con la “rive droite” de París y hacer una ciudad “moderna” cuadrada y de cemento como le gustaban a él. Algo escribí acá