Parece que se está planteando en Alemania la posibilidad de que el segundo gran triunfador de las elecciones recientes sea Ministro de Asuntos exteriores.
El problema es que siendo homosexual este señor, ¿cómo lo tomarían los países de Medio Oriente y de Asia? Alemania no pretende empeorar sus relaciones con esas naciones, que pueden ser reacias a recibir una visita oficial de un ministro acompañado de su marido...
No hay dudas de que una situación como esa, en caso de presentarse, sería muy interesante de ver cómo se resuelve.
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