6 de septiembre de 2009

Gehenna: [gĭhĕn`ə]: gueh ben hin.nóm: גיהנום


Aprovechando que nadie está visitando el blog, y abusando de la infinita paciencia de los administradores, quiero empezar a contarles una historia interesante -aclaro que es un poquito extensa- que si me permiten llevará varios capítulos, y para eso voy a empezar por el primero, que confieso puede resultar un poco árido, pero que resumidamente menciona al pasar algunos conceptos históricos imprescindibles para entender lo que seguirá:

2 Crónicas 28:3 Quemó también perfume en el valle de los hijos de Hinnom, y quemó sus hijos por fuego, conforme a las abominaciones de las gentes que Di-s había echado delante de los hijos de Israel.
2 Crónicas 31:1 Hechas todas estas cosas, todos los de Israel que se habían hallado allí, salieron por las ciudades de Judah, y quebraron las estatuas y destruyeron los bosques, y derribaron los altos y los altares por todo Judah y Benjamín, y también en Ephraim y Manasés, hasta acabarlo todo. Después volviéronse todos los hijos de Israel, cada uno a su posesión y a sus ciudades.
Josué 15:8 Y sube este término por el valle del hijo de Hinnom al lado del Jebuseo al mediodía: esta es Jerusalem. Luego sube este término por la cumbre del monte que está delante del valle de Hinnom hacia el occidente, el cual está al cabo del valle de los gigantes al norte.
2 Cr. 28:1,3; 33:1,6 Acaz y Manasés quemaron a sus hijos en el alto de Tofet, en el valle de Hinom, al sur de Jerusalem.
Jeremías 7:31; 7,32; 19:2; 19:6; 32:35: Y han edificado los altos de Topheth, que es en el valle del hijo de Hinnom, para quemar al fuego sus hijos y sus hijas, cosa que yo no les mandé, ni subió en mi corazón. Por tanto, he aquí vendrán días, ha dicho Elohim, que no se diga más, Topheth, ni valle del hijo de Hinnom, sino Valle de la Matanza; y serán enterrados en Topheth, por no haber lugar. Y saldrás al valle del hijo de Hinnom, que está a la entrada de la puerta oriental, y publicarás allí las palabras que yo te hablaré.
Por tanto, he aquí vienen días, dice Jehová, que este lugar no se llamará más Topheth, ni valle del hijo de Hinnom, sino Valle de la Matanza. Y edificaron altares a Baal, los cuales están en el valle del hijo de Hinnom, para hacer pasar por el fuego sus hijos y sus hijas a Moloch, lo cual no les mandé, ni me vino al pensamiento que hiciesen esta abominación, para hacer pecar a Judah.

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De Moloc conté algo en mi última travesura, y era el nombre de un dios a quien se ofrecían sacrificios humanos.
Es muy posible que su nombre original haya sido Melek, que quiere decir 'rey'.
También corresponde a Molój, Malkûm, Môlek, Mulûk, Malik, Mlk, o Milcom. Su verdadero origen, lamentablemente, se pierde en la noche de los tiempos.
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Originalmente el nombre debe de haber sido Melek -rey- que era un título que los hebreos también aplicaban al verdadero Di-s.
Si es así, parecería que los judíos posteriores, considerando vergonzoso referirse a una deidad pagana con la misma palabra que empleaban para el verdadero Di-s, cambiaron la pronunciación a Môlek, al tomar las vocales o y e de bôsheth, 'vergüenza'.
Algunos eruditos han negado que existiera este dios en la antigüedad; sin embargo, algunos textos descubiertos en varios lugares documentan su posible existencia.
Un dios Malkûm, mencionado por primera vez en cuatro o cinco textos de Drehem [fines del 3er milenio a.EC], aparece como Mulûk en los de Mari; y como, Malik en tres escritos asirios que lo identifican con Nergal, la divinidad asirio-babilónica del mundo subterráneo.
Un texto recientemente descubierto de Ugarit habla claramente de un 'sacrificio a Mlk', con lo cual aparentemente no quedarían dudas de que Mlk era un dios.
En la lengua púnica, estrechamente emparentada con el hebreo, 'môlek' aparece con el significado de 'voto' o' promesa'.
En consecuencia, algunos sabios explican la expresión 'pasar por el fuego a Moloc' argumentando que significa 'pasar por el fuego como cumplimiento de un voto a cierta deidad'.
La palabra môlek pudo haber tenido este significado en Cartago, pero en los Textos Sagrados parece limitarse a designar a un dios pagano a quien se ofrecían sacrificios, tanto animales como humanos.
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La ley mosaica prohibía terminantemente dedicar los hijos a Moloc [2 R. 23:10]
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2 Reyes 23:10 Asimismo profanó a Topheth, que está en el valle del hijo de Hinnom, porque ninguno pasase su hijo a su hija por fuego a Moloch.
Lv. 18:21; 20:1-5 condenaba a muerte a quienes transgredieran esa ley.
Sin embargo, los israelitas con frecuencia siguieron esta práctica [Jer. 7:31; 19:4, 5; 32:35; Ez. 16:21; 23:37, 39].
Acaz y Manasés quemaron a sus hijos en el alto de Tofet, en el valle de Hinom, al sur de Jerusalem [2 Cr. 28:1, 3; 33:1, 6], pero el piadoso rey Josías destruyó este lugar para que no se lo pudiera usar más [2 R. 23:10].
Una declaración del profeta Amós [Am. 5:26] citada por Esteban [Hch. 7:43] parece indicar que los hebreos tuvieron alguna vez un santuario portátil dedicado a este dios. Amós 5:26: Mas llevabais el tabernáculo de vuestro Moloch y Chiún, ídolos vuestros, la estrella de vuestros dioses que os hicisteis .
Sin embargo, algunos sabios entienden que 'sikkûth', traducido 'tabernáculo' es en realidad un nombre propio: 'Sakkut' [BJ].
En consecuencia, ponen vocales diferentes en el término traducido 'vuestro Moloc' para que se lea 'vuestro rey', de modo que la frase diga: 'Sakkut vuestro rey'.
En 1 R. 11:7, el nombre Moloc quizá se deba leer Milcom [5, 33]. [La diferencia podría haber surgido por haberse omitido sin percibirlo la letra m final del nombre en hebreo].

1 Reyes 11:7 Entonces edificó Salomón un alto a Chêmos, abominación de Moab, en el monte que está enfrente de Jerusalem; y a Moloch, abominación de los hijos de Ammón.
Jeremías 7:31 Y han edificado los altos de Topheth, que es en el valle del hijo de Hinnom, para quemar al fuego sus hijos y sus hijas, cosa que yo no les mandé, ni subió en mi corazón.
Jeremías 7:32 Por tanto, he aquí vendrán días, ha dicho Helohim, que no se diga más, Topheth, ni valle del hijo de Hinnom, sino Valle de la Matanza; y serán enterrados en Topheth, por no haber lugar.
Jeremías 19:2 Y saldrás al valle del hijo de Hinnom, que está á la entrada de la puerta oriental, y publicarás allí las palabras que yo te hablaré.
Jeremías 19:6 Por tanto, he aquí vienen días, dice Helohim, que este lugar no se llamará más Topheth, ni valle del hijo de Hinnom, sino Valle de la Matanza.
Jeremías 32:35 Y edificaron altares a Baal, los cuales están en el valle del hijo de Hinnom, para hacer pasar por el fuego sus hijos y sus hijas á Moloch, lo cual no les mandé, ni me vino al pensamiento que hiciesen esta abominación, para hacer pecar a Judáh.
Amós 5:26 Mas llevabais el tabernáculo de vuestro Moloch y Chiún, ídolos vuestros, la estrella de vuestros dioses que os hicisteis.
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Debemos recordar que Moloc y Quiún, eran dioses que adoraban el Israel apóstata, los cuales se mencionan en Amos cap.5 vers.26, y eran los nombres babilonios del planeta Saturno, al que Esteban llama 'Renfan' cuando cita este texto [Hechos cap.7 vers.42 y 43] en donde el culto a las estrellas desempeñaba un papel muy importante en Babilonia, pero no les sirvió de nada cuando les sobrevino su destrucción [Isaias cap.47 vers.12 al 15] .
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'Quiún' era un Dios- Estrella, y su concordancia es '...la estrella de vuestros dioses... [Amos cap.5 vers.26] así que lo mas probable es que se está haciendo una referencia a la estrella Acadia, 'Kaimanu o Kaiwanu', puesto que la misma idea se encuentra en las inscripciones Acadias con el nombre de 'Saturno-Dios-Estrella'.
En el texto masotérico se ha utilizado la puntacion vocálica correspondiente a la palabra hebrea 'Schiq Qúts' [Cosa repugnante].
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Pero, aparentemente, los fariseos y los maestros de la ley no pensaban así.
Es así que en el Talmud encontramos la siguiente porción de la Mishná: 'Aquel que ofrece su simiente a Moloc no incurre en castigo alguno a menos que lo entregue a Moloc haciéndolo pasar por el fuego. Si lo ofrece a Moloc pero no lo hace pasar por el fuego, o viceversa, no incurre en ninguna pena, a menos que haga ambas cosas' [Sanedrín 64a].
En otras palabras, el Talmud sostiene que era lícito adorar a Moloc, siempre y cuando no se lo haga quemando a los propios hijos. y que estaba igualmente permitido quemar a los propios hijos con tal que no sea en adoración a Moloc.
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No obstante, dos Reyes lo hicieron:

1 Reyes 11:7 Entonces edificó Salomón un alto a Chêmos, abominación de Moab, en el monte que está enfrente de Jerusalem; y a Moloch, abominación de los hijos de Ammón.
2 Reyes 16:3 Antes anduvo en el camino de los reyes de Israel, y aun hizo pasar por el fuego a su hijo, según las abominaciones de las gentes que Jehová echó de delante de los hijos de Israel.
2 Reyes 21:1 De doce años era Manasés cuando comenzó á reinar, y reinó en Jerusalem cincuenta y cinco años: el nombre de su madre fué Hepsiba.
2 Reyes 21:2 E hizo lo malo en ojos de Jehová, según las abominaciones de las gentes que Jehová había echado delante de los hijos de Israel.
2 Reyes 21:3 Porque él volvió a edificar los altos que Ezechîas su padre había derribado, y levantó altares a Baal, e hizo bosque, como había hecho Achâb rey de Israel: y adoró a todo el ejército del cielo, y sirvió a aquellas cosas.
2 Reyes 21:4 Asimismo edificó altares en la casa de Jehová, de la cual Jehová había dicho: Yo pondré mi nombre en Jerusalem.
2 Reyes 21:5 Y edificó altares para todo el ejército del cielo en los dos atrios de la casa de Helohim 2 Reyes 21:6 Y pasó a su hijo por fuego, y miró en tiempos, y fué agorero, e instituyó pythones y adivinos, multiplicando así el hacer lo malo en ojos de Helohim, para provocarlo a ira.
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Moloc y Milcom traducen las palabras hebreas malcham, mikom, molech y moloch, pero todas significan 'el que reina'.
Molek -a su vez- es un apelativo despectivo de Melek, Melek-Baal, Melek-Adad.
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Sea cual haya sido el sentido original de textos como el de Jeremías '...y fraguaron los altos del Baal que hay en el Valle de Ben Hinnom para hacer pasar a sus hijos e hijas en honor del Moloc' [32:35] y otros parecidos, es un hecho que para la época greco-romana la palabra 'Gehenna' [gĭhĕn`ə, derivada del hebreo 'gueh ben hin.nóm'-Valle del Hinnom] pasó a referirse metafóricamente a un lugar de condenación de los malvados, un infierno en donde los pecadores serían castigados con el fuego eterno.
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Fuera del Levítico, Mólek es mencionado de manera expresa en otros lugares.
El primero de ellos es en el contexto de la reforma religiosa llevada a cabo por Josías, el rey de Judea [640-609 a.EC]: 'Profanó el Tofet [quemadero] del valle de Ben Hinnom [sitio localizado al sur de la muralla de la ciudad de Jerusalem], para que nadie hiciera pasar -lehaabir- por el fuego a su hijo o a su hija en honor de Mólek' [2 Reyes 23:10].
La segunda mención es en el libro de Jeremías cuando criticando a los hijos de Judah decía el profeta: '...y fraguaron los altos del Baal que hay en el Valle de Ben Hinnom para hacer pasar -lehaabir- a sus hijos e hijas en honor del Moloc' -lo que no les mandé ni me pasó por la mente- obrando semejante abominación con el fin de hacer pecar a Judah' [32:35].
Y, finalmente, la tercera mención es en el libro de Reyes, al describir las 'abominaciones' introducidas por el rey Salomón: 'Entonces edificó Salomón un altar a Kemos, monstruo abominable de Moab, sobre el monte que está frente a Jerusalén, y a Mólek, monstruo abominable de los amonitas'[1 Reyes 11:7]. [Sólo en esta última fuente Mólek es identificado como un dios amonita. En otros lugares, el dios de los amonitas es llamado Milkom] [ver, 1 Reyes 11:5, 33; 2 Reyes 23:13].
Así también, encontramos en la tradición bíblica otras referencias a la acción de 'hacer pasar a los hijos por el fuego' en el Valle de Hinnom, pero sin mencionar de manera expresa al dios Mólek [ver Jeremías 7:31; 19:5; 2 Crónicas 33:6] [rey Manasés de Judá], o sin aludir al lugar mismo de la realización de la 'abominación' [Deuteronomio 12:31; 18: 10; 2 Reyes 16:3; 17:17] [rey Ajaz de Judá]; 21: 6 [rey Manasés]; [Ezequiel 16:21].
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Todas estas menciones sobre Mólek coinciden en señalar que los israelitas 'entregaban' sus hijos a Mólek o 'hacían pasar a sus hijos [por el fuego]'.
Siguiendo una lectura literal de los textos, los estudiosos han concluido que el culto a Mólek se habría caracterizado por la práctica de sacrificios, especialmente de niños, y que la misma habría sido una costumbre en uso en el antiguo Israel.
La tradición bíblica se hace eco de la existencia de esta práctica entre los israelitas antiguos, como lo testimonia la historia sobre la inmolación de la hija del juez Jefté [Jueces 11:30-40. Cf. también 1 Samuel 14:34-46].
Sin embargo, ese relato da muestras explícitas de haber sido una acción esporádica en una situación de crisis, de acuerdo a la costumbre antigua de llevar a cabo sacrificios humanos en situaciones de emergencias nacionales [derrotas militares o pestes] [ver 2 Reyes 3:23].
Hay referencias de la práctica de infanticidio en ocasión de la fundación de una ciudad [1 Reyes 16:34].
A diferencia de la costumbre antigua, sin embargo, las fuentes bíblicas se referirían en nuestro caso a un culto institucionalizado a Mólek, que habría sido introducido por primera vez en el reino de Judá [y no en el reino norteño de Israel] en tiempos del rey Ajaz, llegando a su máxima expresión durante el siglo VII a.EC, en la época del rey Manasés.
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Algunos investigadores han sugerido un origen fenicio de esta práctica, basándose en los testimonios de autores clásicos.
Por ejemplo, el historiador griego Diodoro de Sicilia [siglo I a.EC.] describía de esta manera la práctica de los habitantes de Cartago [una colonia fenicia en la actual Túnez]: 'Había en la ciudad una imagen de bronce de Cronos [el apodo romano al dios cananeo El, אֵל, o Eloha, אֱלׂהַּ] con las manos extendidas, las palmas hacia arriba y cada niño que era colocado en ellas era subido y caía por la boca abierta dentro del fuego'.
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Bueno, Elohim es el plural de Eloha.
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Asimismo, se hallaron inscripciones latinas de los siglos II-III EC, que hablan de sacrificos humanos a Molchomor, en Cartago.
Finalmente, estos testimonios se vieron confirmados de alguna manera por la arqueología, cuando en las proximidades de esa ciudad se encontró un cementerio gigantesco, en el cual se hallaron restos de miles de niños de una edad de 3 a 4 años, que aparentemente fueron sacrificados al dios Mólek.
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La regulación del Təˈnax, los relatos históricos y los oráculos proféticos reflejan su vehementemente oposición a esta práctica 'abominable', en virtud de su elevada visión ética de Di-s, y del hombre.
Siguiendo esta línea de análisis, el relato del 'sacrificio de Isaac' habría sido concebido como una abierta polémica contra estas costumbres 'paganas', promoviendo el sacrificio animal en lugar del humano:
'Dijo el Ángel: No alargues tu mano contra el niño, ni le hagas nada, que ahora ya sé que tu eres temeroso de Dios, ya que no me has negado tu hijo, tu único' [Génesis 22:12], [en Éxodo 22:28-29 se dice: Me darás el primogénito de tus hijos. Así harás con el primogénito de tus vacas y tus ovejas; quedará siete días con su madre, y al octavo me lo darás [...]
Pero esta ley se refería al sacrificio de infantes más bien que al de jóvenes u hombres mayores, y se podía eludir mediante el sacrificio en prenda del prepucio del primogénito con la circuncisión'.
Sin embargo, otros estudiosos han interpretado las tradiciones bíblicas acerca del culto a Mólek de una manera totalmente diferente.
En primer lugar, estos estudiosos sugieren que la práctica tuvo un origen asirio y no fenicio, lo que explicaría el hecho de que el culto a Mólek hiciera su aparición en la época de los reyes Ajaz y Manasés, en tiempos de la influencia de Asiria sobre Judah.
En segundo lugar, se hallaron documentos asirios de los siglos IX-VII a.EC, en los que se menciona la costumbre de 'quemar hijos e hijas' al dios Adad y Adad-Milki y a su consorte, la diosa Ishtar, la reina del cielo [2 Reyes 17:3].
Sin embargo, un estudio detallado del uso de esta expresión en estos y en muchos otros documentos revela que su sentido original era figurado y no literal, y que su significado era la 'consagración al sacerdocio'.
Y de aquí la conclusión, entonces, que también en el caso del culto de Mólek en Judah, el sentido original de las frases 'entregar hijos a Mólek' o 'pasar los hijos por el fuego' habría tenido por sentido 'consagrarlos al servicio de Mólek'.
La expresión 'pasar los hijos por el fuego' habría aludido entonces a un ritual de iniciación, durante el cual los iniciados habrían pasado por entre algunas fogatas, según una costumbre conocida entre muchos otros pueblos.
Una lectura más cuidadosa de los testimonios bíblicos llevaría también a otra conclusión: en la legislación del Levítico [18:21; 20:1-5] se usan las expresiones 'dar a Mólek' o 'entregar a Mólek', sin hacer ninguna mención del tema de la quema. El sentido original de estas frases habría sido el de 'consagrar' al niño, como está prescrito en Éxodo: 'consagrarás -ve heebarta- a Helohim todo lo que abre el seno materno. Todo primer nacido de tus ganados, si son machos, pertenecen también a Elohim,' [Éxodo 13:12].
También en los textos que se hace mención a los pecados de los reyes Ajaz y Manasés con respecto del fuego, sin hacer mención de Mólek, se usa la expresión 'entregar'-le-haabir- [2 Reyes 16:3; 21:6; 2 Crónicas 33:6], y no el verbo 'quemar': 'lisrof'.
Solamente en la polémica presente en la literatura profética contra el culto en Tofet aparece la expresión 'quemar' [Jeremías 7:31; 19:5], e incluso términos más extremos como 'inmolar' y 'degollar' usados por Ezequiel [16:20; 23:39] o Isaías [57:5, 9].
De aquí la conclusión que los profetas habrían usado un lenguaje exagerado, propio de la polémica religiosa, con el propósito de denostar con palabras virulentas la práctica de 'consagrar hijos o hijas a Mólek', en lugar de 'consagrarlos a Elohim', y habría sido este uso hiperbólico que habría llevado a malinterpretar el sentido original de los Textos Sagrados.
Según esta línea interpretativa nunca habría existido en Israel una práctica regular e institucionalizada de sacrificios de niños a Mólek.
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Este concepto de 'Gehenna' -gĭhĕn`ə, gueh ben hin.nóm- o Infierno, lugar de castigo de los malvados- se hizo muy popular en la tradición judía tardía.
Según la tradición rabínica, 'Siete cosas fueron creadas antes que el mundo lo fuera: la Ley, el Arrepentimiento, el Paraíso, la Gehenna, el Trono de Gloria, el Santuario y el Nombre del Mashíaj' [Talmud de Babilonia, Pesahim 54ù].
Un montón de textos lo describen como un lugar oscuro [a pesar del fuego], con un fuerte olor a azufre, situado en las profundidades de la tierra, y de una extensión incomensurable, en que los malvados eran castigados [según rabí Akiva, sólo por doce meses] por los pecados cometidos durante sus vidas. Finalmente, esta idea de Gehenna [gĭhĕn`ə-gueh ben hin.nóm] fue adoptada también por el Islam. Como está escrito: 'Quienes sometan a los creyentes y a las creyentes a una prueba y no se arrepientan luego, tendrán el castigo de la gehenna, el castigo de su fuego' [Sura 85:10]
Valle de Hinnom, Gehenna -gĭhĕn`ə- gehinnam, o Gehena -גהנום, גהנם- son términos frecuentemente utilizados en las escrituras judías como algo muy parecido al infierno.
El nombre deriva de un sitio geográfico en Jerusalem, conocido como el Valle de Hinnom, uno de los dos valles principales que rodean la Ciudad Vieja.
La puerta del suroeste de Jerusalem con vistas al valle, se conoce como 'La Puerta del Valle' -שער הגיא-.
No se describe como un infierno espiritual, sino como un valle real situado en Jerusalén [Josué 15:8, Josué 18:16, 2 Reyes 23:10, 2 Crónicas 28:3, 2 Crónicas 33:6, Nehemías 11:30, Jeremías 7:31 ~ 32, Jeremías 19:2, Jeremías 19:6, Jeremías 32:35].
Rashi explicó que los sacerdotes golpeaban en la batería -TOF,tupim, תופים- para que los padres no pudieran oír los lamentos de los niños que eran sacrificados, y de ahí viene el término Topheth.
Los incendios se mantenían, y el valle se convirtió en el basurero de la ciudad. Los cadáveres de los delincuentes, y los cadáveres de los animales eran arrojados allí.
El llamado el valle del hijo de Hinnom -posiblemente el nombre del propietario original- no es más que un profundo barranco al oeste y al sur de Jerusalem, y hoy es conocido como Wadi Jehennam o Wadi er Rubeb, y cualquiera que quiera puede ir a visitarlo.
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Iniciado por su amor a las 'extranjeras' -mujeres que eran sus esposas y concubinas- el rey Salomón estableció santuarios para la adoración de dioses paganos sobre 'lugares altos' o cimas [1 Reyes 11:1-7].
Dos dioses paganos eran en esos tiempos particularmente detestables para los israelitas: 'Quemos', el dios pagano de los moabitas; y 'Moloc', el dios pagano de los amonitas, porque sus cultos implicaban el sacrificio de los niños.
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Los supuestos sacrificios de los niños a Moloc, el episodio de Aḇrāhām e Yiṣḥāq, y la circuncisión ancestral b'rīt mī'lā -בְּרִית מִילָה- son segmentos de una historia bastante complicada, que no es otra que la historia del mundo- que están sutilmente conectados por hilos invisibles, y su análisis será objeto un próximo post, que incluirá obviamente imágenes actuales del Valle de Hinnon, y posiblemente algunos grabados muy antiguos.
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Bueno, esta entrada ya es demasiado extensa, incluso para una judía rústica, una insignificante maestra del Təˈnax que espera confiada que la perdonen.
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3 comentarios:

Klaus Pieslinger dijo...

O sea que al pobre de Moloch le cambiaron un sacrificio por un prepucio... debió haberse enojado mucho, supongo.

Entiendo que aun cuando en el Talmud se apruebe en algún grado adorar a Moloch, no sería sino una de varias opiniones recopiladas (que pueden ser contradictorias entre sí), y la Torah tiene autoridad sobre el Talmud, con lo cual las críticas al judaísmo basadas en este dato no tienen el fundamento pretendido...

Por último: me extraña de Salomón! (confieso que mi lectura de Reyes en su momento no fue profunda como debió haber sido) pero no se condice con el concepto "popular" de Rey Justo que se tiene de él, verdad?

Disculpas por mi intromisión para nada erudita.

Rāḥēl Reznik dijo...

Bueno, veo que mi Zap está sacando conclusiones algo apresuradas, pero no por eso menos válidas, y su participación o comentarios en mis post siempre me complacen mucho.
Como se simbolismos se trata, el sacrificio de los jóvenes a Mólek se sigue practicando en la actualidad, incluso por las naciones más civilizadas, cuando envían sus niños a la guerra.
La reducción sibmbólica al b'rīt mī'lā no deja de ser un avance importante, pero no me quiero adelantar, porque sería apurar las conclusiones.
Demás está decir que cada vez que hago un post espero tu comentario, pese a estar al tanto que mi ansiedad siempre será -como corresponde- mucho mayor que tu interés.
PiK's.

Klaus Pieslinger dijo...

Gracias Luz, aunque sabés que mi interés nunca se condice con mis escasísimos comentarios: muchas veces prefiero guardar silencio y pasar por ignorante que comentar y así disipar todas las dudas :)