26 de septiembre de 2009

Insólito


Bueno, parece que en el Concejo Deliberante de Santa Rosa [La Pampa] había por ahí una imagen de la Virgen de Luján.
No teniendo nada mejor que hacer y considerando que todos los problemas de la ciudad están solucionados, los ediles se reunieron y decidieron que -en base al principio de separación entre la Iglesia y el Estado- tenían que retirarla.
Y así lo hiceron, pero con la delicadeza que caracteriza a los sátrapas: mandaron a un ordenanza que la saque y la ponga en el depósito, y a otra cosa mariposa.
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La reacción del Obispo de Santa Rosa no se hizo esperar, y quiero transcribir algunos de los párrafos de su declaración que me parecieron los más sobresalientes:

Quienes alguna vez decidieron recibir a la Virgen de Luján en ese Honorable Concejo, seguramente con los disensos propios de una saludable práctica democrática, asumían con ese gesto de grandeza, una imagen muy querida por el pueblo pampeano, al menos en su gran mayoría.
No por nada los colores de su manto y su rostro moreno y mestizo son signos de una profunda síntesis religiosa, cultural e histórica, entre la fe en Dios y la Nación fraterna que deseamos construir.
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Quisiera hacer un humilde aporte sobre quién es y qué significa la imagen tan cara a nuestra fe.
La Virgen de Luján, en la ciudad que le reconoce su origen y lleva su nombre, preside el Santuario Nacional de la Fe, hace casi 380 años.
El pueblo sencillo sabe que no estuvo ajena al derrotero de nuestra historia patria, sino que dispensó su asistencia y ternura, sobre todo en los momentos más aciagos y difíciles de su gestación y defensa de su soberanía.
Basta recordar que nuestros próceres Belgrano y San Martín, ante su bendito icono rindieron honores y confiaron sus ejércitos y objetivos por la independencia de la Nación y de la Patria Grande, como así también nuestros héroes de Malvinas encontraron en el manto de la Virgen, valentía y coraje en esa patriada que todavía nos duele.
Nadie está obligado a creer en su milagrosa presencia, pero del mismo modo reclamamos el legítimo derecho que la Virgen se ganó en la historia de los argentinos.
Entre tantas raíces culturales de nuestro acervo, ésta es una raíz profunda.
Estoy convencido que sobran motivos para que la bella imagen de Nuestra Señora de Luján esté presente en los lugares públicos, acaso para que una simple mirada nos recuerde a los argentinos que somos una Patria de hermanos....
Soy quien preside la comunidad de la Iglesia católica en La Pampa y solicito a ese Honorable Concejo que, si la imagen no vuelve al lugar que ocupó los últimos 20 años, se me permita retirarla solemnemente, como Ella se merece, pues tengo entendido que así se la entronizó, ante la presencia y devoción de muchos empleados y obreros de ese municipio.
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Es muy posible que los concejales que tomaron esa medida tan absurda estén convencidos que la separación entre la Iglesia y el Estado consiste en profanar los símbolos religiosos y en lastimar las creencias de la gente.
Lamentablemente, con o sin esa imagen de la Virgen, ese Concejo Deliberante va a seguir siendo lo que es, un rejunte de burócratas iluminados que parasitan al pueblo succionándole la sangre día y noche con los impuestos que salvajemente le imponen para seguir gozando de sus elevadas dietas y de sus más que injustos privilegios.
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Bueno, estoy segura que si en vez de la imagen de la Virgen de Luján hubiera estado una del asesino Che Guevara, otra sería la historia.
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3 comentarios:

Julio Rougès dijo...

Gracias

perez dijo...

y si hubiera sido un ekeko?

Carlos dijo...

Militantes de un laicismo (no laicidad, que es otra cosa) intolerante y resentido.