18 de octubre de 2009

Brutos, pero dignos


Hace rato que la secundaria necesita un cambio.
Recién esta semana, el Consejo Federal de Educación –formado por los 24 ministros del área del país– consensuó el primero de tres documentos para reformarla: ponerles fin a las expulsiones, darles más faltas a los alumnos que trabajan y a las madres adolescentes, elegir entre las materias cuatrimestrales, y permitir más de tres previas anuales.
'Sí, la nueva secundaria que es obligatoria desde 2006 será más flexible, será un camino más amable para los alumnos', admitió el ministro Alberto Sileoni.

Clarín

La escuela en la tierra de promisión -hablo de la pública, por supuesto- es un desastre espeluznante, en cualquiera de sus niveles.
Coexisten -entre muchos otras cosas- terribles falencias en la infraestructura, y en la formación docente, obvio.
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Los alumnos, por supuesto, cada vez estudian menos, y los problemas de disciplina que se generan con el desgobierno y la permisividad son terribles.
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Para solucionar este caos, y preocupados por la elevada deserción, establecerán más flexibilidad, materias a elección, mayor tolerancia a las previas y aumentar el número de ausencias permitidas, entre otras lindezas.
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Mientras tanto, el mundo desarrollado avanza en la educación y en el perfeccionamiento de sus instituciones formadoras, para poder responder con eficacia a un mercado laboral que cada día es más y más exigente.
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Bueno, yo estoy convencida que la ex-República Argentina hace bastante tiempo renunció definitivamente al imperativo educacional que caracteriza y es uno de los pilares fundamentales del desarrollo humano.
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3 comentarios:

Klaus Pieslinger dijo...

"Sólo el caos solucionará el caos" parece ser el motto de esta "línea de pensamiento".

raúl dijo...

El que no advierta que éste es un paso más en el camino trazado para convertirnos en un paraíso monto-chorro-bolivariano-marxista, está definitivamente mirando otro canal.

Gramsci estaría orgulloso.

Pablito dijo...

Ahora a los nenes hay que darles "contención" como se dice ahora para que no abandonen la escuela.

Antes -como decía Maria Elena Walsh- con un buen par de patadas en el culo, se solucionaba todo.