29 de octubre de 2009

El Frankenstein de Castro


Puede afirmarse de manera casi absoluta que en la Cuba de hoy se perdió la cultura del trabajo.
Una sociedad donde el salario no es capaz de satisfacer ni siquiera las necesidades primarias, donde no se estimula mediante pago en metálico la creatividad y productividad, donde el talento personal fue considerado prácticamente un rezago pequeño burgués y condenado por la mediocridad reinante, no merece sobrevivir.
La desesperación de los geronto-ideócratas se manifiesta con toda claridad en la despreciativa intervención de Ramiro Valdés el pasado 27 de septiembre en Santiago de Cuba, cuando tildaba a 'las masas' de 'pichones' que esperan con el pico abierto a que el papá Estado fuera a resolverles los problemas.
Durante 50 años se le prohibió a este pueblo tener ideas o iniciativas propias, cada manifestación de libertad de pensamiento ha sido considerada como un acto de sedición y ha sido severamente castigada.
Nadie conoce tanto de esto como el propio señor Ramiro Valdés, quien -en cambio- parece ignorar que el Estado no tiene autoridad moral para erigirse padre porque es un parásito que vive de lo que produce la sociedad; el Estado no regala nada porque en realidad nada es suyo, aunque se ha encargado de dilapidar lo que no tiene y lo que no le pertenece.
...
Hoy la realidad es incuestionable: nadie quiere trabajar por una utopía inútil. La desidia, el robo sistemático y generalizado, la corrupción, la apatía y el desencanto, son las cualidades que adornan al cubano común.

El proyectado Hombre Nuevo, a la larga ha resultado ser el Frankestein de Castro, porque la miseria es lo único que dividido entre muchos toca a más, y el cubano, como cualquier ser racional del mundo, solo quiere trabajar por dinero.
Aplaudo eso.
A estas alturas del partido, si papá Estado quiere fidelidad, más le valdría comprarse un perro.

SinEvasion


Bueno, la tierra de promisión bajo la pandemia populista se encamina a lo mismo, reciclando el fracaso.
Todo muy triste.
.

1 comentario:

Andy dijo...

Un perro te es fiel si le das de comer; si no, se escapa o te ataca...