En los últimos meses, se ha emprendido una batalla contra un grupo periodístico nacional.
No es inusual que los gobiernos se molesten con los medios: la tensión prensa-poder es natural en la democracia.
Lo que sí resulta inaudito es que se haya puesto todo el aparato estatal (el formal y sus resortes más oscuros) para amedrentar, a través la estigmatización política y la difamación personal.
Una campaña direccionada a Clarín pero que lo excede como destinatario.
Y que revela un objetivo muy claro: desacreditar a los medios de comunicación como contrapeso en la democracia.
Clarín
La Ley de Medios que impulsa el gobierno kirchnerista es un adefesio jurídico claramente anticonstitucional, que -contrariamente a lo que pomposamente declara- limita, ahoga y condiciona gravemente la libertad de expresión en la Argentina.
El montonerato gobernante, sus circunstanciales aliados, y todos aquellos que de una manera u otra apoyan, promocionan o avalan este horrendo proyecto, son merecedores de todo mi desprecio.
Les aclaro que en lo personal leo muy poco a Clarín, y sólo de vez en cuando hojeo durante unos segundos sus tapas a través de la edición electrónica.
Lo mismo me sucede con sus señales de televisión, ya que la mayor parte del tiempo no estoy en el país, y además la TV no es algo que me atrae especialmente.
Y en muchísimas oportunidades he estado en desacuerdo con su línea editorial, y con la forma en que se ha conducido al relacionarse con los gobiernos de turno.
Pero esas consideraciones no son un obstáculo para que deje de defender a Clarín y a todos los otros medios privados, que actúan en el ámbito gráfico, radial o televisivo, en tanto y en cuanto todos ellos en su conjunto constituyen la mejor garantía del ejercicio -pleno y sin limitaciones- de la libertad de prensa.
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La sanción de esta ley significa un retroceso formidable de la libertad y la democracia en la tierra de promisión, y sospecho que es el primer síntoma nítido del intento de instaurar un régimen dictatorial, intolerante y despreciable, que de ninguna manera estoy dispuesta a soportar.
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El título de este post es una cita que seguramente todos conocen, pero la puse porque resume exactamente lo que pienso y siento.
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3 comentarios:
Para este y el post anterior, la solución, si alguna vez sale la ley de los pasillos de tribunales, son un aparato de DirecTV uruguayo, o simplemente su tarjeta y una radio de Internet como esta:
http://soundbridge.roku.com/soundbridge/index.php
Cuesta 100 dolares y estoy encantado, no escucho mas a valeria lynch gritando y tengo mas de 100.000 emisoras de todo el mundo en el control remoto.
Clarín debe ser defendido por la defensa del principio, pero no olvidemos que con sus acciones y omisiones contribuyó al desarrollo del monstruo que hoy lo amenaza.
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