¿Por qué Estados Unidos habría dado un giro de 180 grados en la crisis hondureña y, de pedir la restitución inmediata del ex presidente Zelaya, el 30 de octubre había pasado a apoyar cualquier decisión que tomaran el Congreso y la Corte Suprema de Honduras, lo que inevitablemente significaba que el destituido mandatario no volvería a ocupar la casa de gobierno?.
Cinco fueron las causas que explican este cambio radical:
• El Departamento de Estado comprobó que el respaldo institucional hondureño a la destitución y arresto de Zelaya era prácticamente unánime y se mantenía firme, pese a las sanciones y las cancelaciones de visas. Los poderes legislativo y judicial, las iglesias, el ejército y, según las encuestas, el 80% de la población, preferían a Zelaya alejado del poder.
• El informe del departamento jurídico de la Biblioteca del Congreso sobre la remoción de Zelaya, solicitado por un legislador, no dejaba lugar a dudas: Zelaya había sido separado del cargo y sustituido por Micheletti de acuerdo con la legislación hondureña. Expulsarlo del país seguramente fue ilegal (acaso debieron dejarlo encarcelado), pero exigir su restitución era tanto como pedirles a los hondureños que violaran la ley.
• El nuevo gobierno de Honduras, hábilmente, había trasladado el debate al seno de la sociedad norteamericana, por medio de congresistas y senadores republicanos, y la administración de Obama estaba pagando un precio político interno por sostener una postura antidemocrática contraria a los intereses y valores del pueblo estadounidense.
• En el Departamento de Estado circulaban dos páginas compiladas por la inteligencia norteamericana en las que se consignaban los presuntos delitos y complicidades del entorno más íntimo de Zelaya con el narcotráfico y la corrupción. No tenía sentido colocarse en ese mismo bando, mientras Washington mantenía en el país la base militar de Palmerola, supuestamente dedicada a vigilar y combatir actividades afines a las que realizaban familiares y amigos de su contradictorio protegido.
• Tampoco parecía sensato alentar la supervivencia artificial de un régimen que militaba abiertamente en el campo chavista, familia política aliada a Irán. Chávez, que hasta hace poco era clasificado como una pintoresca molestia, al asociarse a Irán y prestarle apoyo para el desarrollo de armas nucleares ha pasado a ser un enemigo peligroso.
Carlos A. Montaner
22 de noviembre de 2009
Cambio de planes
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
1 comentario:
...Hillary, silbando bajito...
Publicar un comentario