La botóxica infame y la violencia del género

Todo el mundo sabe que -en general- las madres son las que se quedan con las crías, mientras que los hombres abandonan alegremente el hogar y les importa tres carajos sus hijos y lo que dejaron atrás.
De hecho, esta es la situación de la mayoría de los hogares pobres de la tierra de promisión.
Pero resulta que de oficio, el plan de asignación 'universal' (?) por hijo, lo cobran los hombres.
Las mujeres solteras, separadas o divorciadas necesitarán hacer un enojoso trámite judicial para cobrarlo ellas.
Porque si en la partida de nacimiento del niño figura un hombre, el plan va al hombre, y a otra cosa mariposa.
El ANSES no da de baja a nadie, salvo que la madre haga y concluya con éxito un complicado trámite judicial, que muchas veces está fuera de su alcance, por falta de recursos, o de conocimientos, y etc.
En la práctica, no podrá cobrarlo, y ese dinero irá directamente a los bolsillos del hombre, sin discusión.
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ANSES no admite reclamos al respecto.
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Un padre incumplidor, incluso uno condenado por no pagar alimentos, cobrará el subsidio.
Pero un 70% de los hogares pobres de Argentina es sostenido por las mujeres que, en su inmensa mayoría, son el único sostén de sus hijitos.
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La botóxica infame seguramente no sabe que Argentina supo adherirse a la Convención Interamericana de Belem do Pará, destinada a prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra las mujeres, que obliga a los Estados partes a adoptar todas las medidas a su alcance para modificar los patrones socioculturales que sostienen las relaciones desiguales de poder entre los hombres y las mujeres.
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La prevención y erradicación de la violencia contra las mujeres obviamente no es, para la infeliz descerebrada que se la da de feminista y superada, una Política de Estado.
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