18 de noviembre de 2009

¡Qué vergüenza!

Mientras Barack Hussein Obama, satisfacía en Japón, ese su íntimo placer, casi erótico podría decirse, de doblar el espinazo ante la realeza, ya lo había hecho ante el monarca saudita, y cumpliendo sus órdenes, aunque se apresurara en negarlo, el Fiscal General Eric Holder, anunciaba que Khalid Sheik Mohammed, el arquitecto del ataque terrorista, de ese acto de guerra criminal que fue el 11 de septiembre y sus cómplices, serían trasladados a Nueva York para ser juzgados en las Cortes Federales como criminales comunes, con los mismos derechos que habrían tenido sus víctimas norteamericanas de haber en vida tenido que enfrentar un proceso judicial.
Todo ello sucedía sólo a escasos días en que un terrorista musulmán, Nidal Malik Hassan, asesinara a 14 norteamericanos e hiriera a otros 30 al grito de 'Alah al Bakr' (Dios es Grande) con lo que se producía en esta década el segundo ataque terrorista en territorio norteamericano y el anuncio de que la Guerra había llegado a nuestro territorio, algo que la administración Bush había logrado impedir con éxito.
Tanto el lamentable discurso de Obama en Fort Hood como el anuncio hecho por Holder demuestran simplemente que Obama y sus acólitos de la extrema izquierda en el poder, se niegan a reconocer que estamos en guerra y, lo que es peor, el regreso a la mentalidad previa al 11 de septiembre, una de las causas principales de aquella tragedia nacional.


NObama
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